
A 1.000 metros sobre la ciudad de Bogotá, se erige el punto más alto de la capital colombiana, eclipsando incluso a Monserrate y Guadalupe en la vasta panorámica de la Sabana.
Esta montaña, parte del sistema del Páramo de Sumapaz, es un destino exigente para senderistas, ciclistas y aventureros que buscan conquistar sus caminos empinados y contemplar la inmensidad del territorio.
Se trata del Alto de la Viga que atraviesa antiguas rutas que datan de la época prehispánica y colonial, utilizadas por indígenas y luego por los españoles como vías de conexión.

¿Cómo llegar al Alto de la Viga?
La caminata inicia en la Avenida Primera de Mayo con Avenida Boyacá. El camino avanza por el barrio El Guavio, sigue hasta Los Laches, y de ahí a la vía que conduce a Choachí.
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Tras pasar el ingreso al Cerro de Guadalupe y la trocha hacia La Calera, el sendero final hacia el Alto de la Viga se encuentra a la derecha de una escuela en la carretera. Desde aquí, el trayecto se transforma en un desafío: una trocha estrecha, empinada y fangosa, solo apta para motos todo terreno, vehículos 4x4 o caminantes con buen estado físico y equipo adecuado.
Ascenso entre la neblina y frailejones
A medida que la altura supera los 3.000 metros sobre el nivel del mar, el entorno cambia drásticamente: el frío se intensifica, la niebla reduce la visibilidad y el terreno se vuelve cada vez más complicado.
A pesar de ello, los aventureros son recompensados con vistas impresionantes del Páramo de Cruz Verde y, si la neblina lo permite, de Bogotá desde un ángulo poco conocido.
Las agencias de turismo ofrecen caminatas guiadas desde $50.000 pesos por persona, recomendadas para quienes deseen conocer la ruta de forma segura y en compañía de expertos. Ir acompañado es clave, pues la montaña exige experiencia, orientación y respeto por su naturaleza agreste.
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El Alto de la Viga, el guardián supremo del páramo bogotano, es un destino para quienes buscan conquistar las alturas y descubrir un rostro diferente de la capital colombiana.