Más de 100.000 personas asistieron durante los cuatro días del World Mobile Congress, WMC, en Barcelona, España. El encuentro de la industria TIC más importante del mundo comenzó con un discurso del rey Felipe, el presidente del gobierno español Pedro Sánchez y un desplante a la Casa Real por parte del Gobierno local y separatista de Cataluña que se tomó todos los titulares de la prensa nacional. A lo largo de los ocho pabellones, fabricantes de dispositivos electrónicos, proveedores de servicios digitales, operadores de telecomunicaciones, bancos, fondos de inversión, gobiernos y startups desplegaron en el Fira, uno de los más grandes centros de convenciones de Europa, muestras de sus productos con ingeniosos stands.
A lo largo de la agenda académica que incluyó a los CEO de las tecnológicas más importantes del mundo, quedaron al menos cinco retos en materia de economía digital para Colombia: acelerar conectividad 5G, 5.5G, 6G y fibra óptica, consolidar el Internet de las cosas particularmente en lo que refiere a ciudades inteligentes, impulsar soluciones con inteligencia artificial, transformar radicalmente la relación entre marcas y usuarios con el metaverso, regular el uso del blockchain para su democratización como alternativa de descentralización del sector financiero y modernización del Estado, y un bonus track que es transversal a todo lo anterior como es la ciberseguridad.
Estos son los retos que tendrá que asumir Colombia
Conectividad: se acerca la era del 6G: por alguna razón, Colombia desistió en el último cuatrienio de avanzar hacia el 5G. Y esa decisión convirtió al país en una de las pocas economías de la región donde esta nueva generación del Internet es una verdadera novedad. Ese hecho no es menor en la medida que el 5G se ha desarrollado rápidamente desde que entró en uso comercial hace tres años. Dice la firma Huawei, uno de los principales jugadores del 5G en el mundo, que el verdadero valor de 5G se basa en el deseo natural de las personas por mejores experiencias.
Tal es la importancia de avanzar en velocidad y latencia de Internet, que en el WMC se habló de la inminente llegada del 6G con una generación 5.5G como vehículo de transición. Y si algo ha evolucionado es la fibra óptica, más accesible, sostenible, liviana y efectiva en su posibilidad de conectar a hogares y empresas. Ante ese escenario, Colombia deberá lograr este año una subasta del espectro 5G para que por fin los operadores de telecomunicaciones fortalezcan sus portafolios de servicios de cara al usuario y al tiempo renovar el espectro bajo un dilema sobre si subir o no tarifas que complementen las denominadas obras de hacer de los operadores.
IoT y el milagro de darles vida a los objetos: si algo quedó claro en el WMC es que en el corto plazo el mundo difícilmente encontrará un objeto que no esté conectado a Internet y eso tiene serias implicaciones sobre las dinámicas sociales y los modelos de negocio. El Internet de las cosas permite que, por ejemplo, las ciudades rápidamente logren ofrecer una mayor calidad de vida para sus ciudadanos a través de semáforos inteligentes que regulen el tráfico según el volumen de vehículos, cámaras de reconocimiento facial que prevengan la delincuencia como sucede con Robocop (la solución que desarrolló la ESU en Medellín) o los sensores para medir la contaminación en tiempo real en las urbes.
Si se quiere mirar hacia adentro de oficinas y hogares, el IoT permite que todo tipo de electrodomésticos, dispositivos electrónicos y ahora robots realicen funciones e interactúen con los usuarios no solo para cumplir sus solicitudes sino para perfeccionar sus funcionalidades en la medida que almacenan data de todo lo realizado. Una vez Colombia supere las brechas de conectividad deberá impulsar no solo la consolidación de ciudades inteligentes y convergentes sino también la automatización de procesos tanto en los sectores productivos como en el Estado.
AI: mucho más que el chat GPT: la inteligencia artificial puede ser tan sorprendente y útil como espeluznante. Una de las grandes conclusiones del WMC es el valor de la información, constituido ahora como el mayor activo que puede tener una organización. Ahora que comenzó la era del Chat GPT (a la que Microsoft y Google se están sumando), se vendrán discusiones sobre cómo integrar ese cerebro virtual que responde preguntas luego de procesar los millones de datos que están disponibles en internet a todas las soluciones que conocemos y hasta donde habrán expirado, por ejemplo, los sistemas educativos tradicionales o muchos de los empleos que aún sobreviven a los cambios tecnológicos.
Y ahí Colombia tiene mucho por hacer en la medida que la inteligencia artificial demanda nuevas regulaciones, marcos de ética, superar la brecha de talento TIC (como lo ha planteado Fedesoft) y, principalmente, un cambio de mentalidad tanto desde lo público como lo privado a la hora de comprender que los nuevos modelos de negocios basados en la economía digital cambiaron las formas de contratación laboral, de licenciar o autorizar el funcionamiento de una actividad económica y sobre todo las preferencias de los consumidores de servicios digitales.
Metaverso: matrimonio entre marcas y usuarios: se podría escribir en mayúscula que una de las grandes lecciones que deja el WMC es que los usuarios del mundo digital quieren vivir experiencias mucho más cercanas a sus usuarios, donde sean protagonistas y a la vez conecten con otras comunidades afines, en las que se reivindique la identidad digital del mundo paralelo y eso genere valor complementario en la presencialidad. El boom del metaverso se vio reflejado en Barcelona no solo por el número de gafas de realidad aumentada disponibles en todos los halls sino por el interés creciente de los consumidores de servicios digitales en este avance tecnológico.
Colombia tiene una gran oportunidad de sumarse como desarrollador de software y exportador de servicios (ojalá licenciados) a la mayor demanda de creación de ambientes virtuales pero a su vez en la posibilidad de aprovechar el metaverso para revolucionar la educación, el gobierno digital y el entretenimiento.
Llegada inminente del Blockchain: otro tema que quedó muy claro en el WMC es que el Blockchain y el mundo cripto es mucho más que un Bitcoin a la baja. Resulta difícil encontrar soluciones que faciliten la transaccionalidad, la suscripción de contratos, la operación financiera o la interacción entre Estados y ciudadanos sin este nuevo Internet (más seguro, más rápido y más eficiente). En Barcelona no fueron pocas las startups que reivindicaron la propiedad que los usuarios tienen sobre sus datos cuando de una aplicación desarrollada sobre Blockchain se trata y allí se destacan casos exitosos de giros de divisas como el dólar digital, firmas electrónicas, pasarelas de pagos y generadores de piezas artísticas para el ecosistema digital.
La agenda en Colombia no es menor en este sentido porque va desde la regulación de los criptoactivos y la formación en este tipo de habilidades para crecer en apropiación hasta la modernización del Estado (sector salud, rural y financiero tienen una gran oportunidad) o la puesta en marcha de una vez por todas del open banking (como sucede en Europa).
Ciberseguridad sí o sí: un tema transversal que no puede ser más sensible en estos tiempos es el que concierne a la ciberseguridad. El reto que tienen las organizaciones ante las crecientes amenazas cibernéticas es ofrecerles a los usuarios sistemas ágiles de identificación digital, escenarios seguros para depositar sus datos y con el respaldo suficiente para reaccionar ante cualquier atipicidad pero que al tiempo sea un desarrollo robusto, estandarizado y accesible para las compañías; en pocas palabras, rápido y seguro.
Y en eso Colombia tiene el reto de consolidar una política de ciberseguridad que blinde a las entidades del Estado ante cualquier tipo de ataque, promueva la pedagogía en ese sentido y acompañe desde la reacción a las empresas privadas que sean víctimas de ciberdelitos en Colombia.
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