La misión, que fue un éxito rotundo, superó con creces las expectativas iniciales, ya que logró operar casi el doble del tiempo previsto, según informó Carole Mundell, directora científica de la ESA.
Gaia fue lanzado al espacio el 19 de diciembre de 2013, mediante un cohete Soyuz-Fregat que despegó desde el puerto espacial de Kourou, en la Guayana Francesa. Desde entonces, este telescopio ha estado recolectando valiosa información, principalmente sobre las estrellas y otros cuerpos celestes. Su misión se vio afectada por el agotamiento del gas frío que utilizaba como combustible para mantener su órbita y continuar con las observaciones, lo que provocó el cese de sus actividades científicas.
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Durante su periodo operativo, Gaia acumuló una cantidad impresionante de datos, con más de tres billones de mediciones de aproximadamente 2.000 millones de estrellas, así como otros objetos astronómicos. A pesar del fin de su misión científica, la ESA anunció que se publicarán dos grandes lotes de observaciones obtenidas por el telescopio: uno en 2026 y otro al final de esta década. Estos datos serán de gran utilidad para futuros estudios sobre la estructura y evolución de nuestra galaxia.
Entre los logros más significativos de Gaia se encuentra la creación del mapa más detallado y preciso de la Vía Láctea hasta la fecha. La información recopilada permitió a los científicos revisar aspectos fundamentales sobre nuestra galaxia, como la rotación de su "barra central" y la forma de su "disco", así como el comportamiento de los "brazos espirales" y la distribución del polvo interestelar cercano al Sol. Stefan Payne-Wardenaar, uno de los investigadores involucrados en el proyecto, destacó que aunque estos avances son extraordinarios, aún hay áreas de la galaxia que siguen siendo inciertas y requieren más datos para una comprensión completa.
Con el final de sus observaciones, Gaia dejará su órbita actual alrededor del punto de Lagrange 2, el cual se encuentra entre la Tierra y el Sol, y se moverá hacia una órbita heliocéntrica definitiva. En los próximos meses, la nave entrará en un estado de inactividad programada, lo que marcará el cierre de esta misión científica, prevista para el 27 de marzo. Sin embargo, a través de los datos restantes, los científicos podrán seguir ampliando su conocimiento sobre la Vía Láctea, ofreciendo una visión aún más precisa de nuestra galaxia.
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La ESA también aprovechará este período final para realizar pruebas que puedan mejorar el control de futuras misiones espaciales. Estas evaluaciones servirán para perfeccionar las herramientas y el control de las naves que seguirán explorando el cosmos.