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Todo parece indicar que el 2021 será el año en el que por fin se debatirá, con rumbo a la legalización, sobre las plataformas digitales de transporte individual de pasajeros. O Uber, en palabras claras, así como sus competidores, variados y crecientes, como Didi, Beat, entre otros.
En la Comisión Sexta del Senado se logró que todos los proyectos de ley, de distintas bancadas, seis en total, lograran fusionarse en un único articulado, además con la bendición del Gobierno, lo que supondría un tránsito sólido, con apoyo múltiple desde lo político y con altas probabilidades de lograr su aprobación.
Dicho proyecto cambiaría por completo el ecosistema de transporte individual de pasajeros en Colombia, reconociendo por fin la existencia de la competencia digital, de la innovación de las aplicaciones frente a los taxis. También incluye el desmonte gradual del modelo perverso de cupos de taxis, ese anquilosado y gris concepto de permisos para operar taxis que nadie controla y que ninguna entidad supervisa, caldo de cultivo además de los abusos de acaparadores de esos cupos, que redunda en el arrendamiento de carros a conductores quienes a diario luchan por conseguir la cuota diaria para su patrón o patrona, mientras rasguñan centavos para sí mismos, cuando logran el ingreso suficiente para llevar algo a la casa.
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El proyecto también trae deberes para las plataformas digitales, para ponerlas en cintura en varios aspectos. En materia laboral, primero que todo, para proteger a los conductores de las aplicaciones, cuidar de su salud y bienestar, así como de su seguridad social, calidad del servicio, seguros que los cubran a ellos y sus pasajeros, así como claridad en las obligaciones tributarias, entre otros.
Ojalá ese camino hacia la libre competencia en el mercado de transporte de pasajeros, que definirá el rol de cada uno de los servicios, de cómo se complementan taxis y aplicaciones, logre el consenso y el tránsito preciso hacia la aprobación. Que Colombia por fin reconozca a la economía colaborativa, a la economía de internet, como una realidad evidente que tiene mucho para darnos en materia de emprendimiento, empleo y democratización de la riqueza, antes que ser enemiga de viejas normas, como lo aseguran esos que viven del modelo de cupos, que ponen los precios que quieren y las condiciones que les benefician, lastimosamente apoyados por voces e intereses muy poderosos en el Congreso. Pero contra todo y contra todos, la innovación digital no se detendrá.
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