Inteligencia artificial: ¿es el momento de sentir pánico?

Hay quienes definen la vida como una serie de casualidades, todo lo que ocurre es una casualidad, una casualidad lleva a otra, y así se va ‘tejiendo’ hasta que las casualidades se acaban y se cierra un círculo, un ciclo.

La inteligencia artificial no es una casualidad pero sí se ‘teje’ de forma similar, en el sentido que el sistema se va "entrenando" con correcciones y ajustes para realizar automáticamente la tarea para la que fue diseñado, mediante el procesamiento de texto y la recepción de preguntas e información.

En el caso de ChatGPT , esa red que se ‘teje’ permite a sus algoritmos comprender preguntas con precisión, incluso teniendo en cuenta adjetivos, variaciones en las frases, e igual responder de manera coherente.

Pero, dejemos que el propio ChatGPT explique qué es:

Lo sorprendente de este chat de IA en particular es su habilidad para proporcionar respuestas precisas y detalladas, incluso de varios párrafos, expresadas de forma natural y con información exacta.

Pero también, el ritmo al que avanza esta tecnología preocupa. Desde gobiernos hasta expertos piden repensarla.

El “dilema del tranvía”

Según un estudio de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Ingolstadt, Alemania, las respuestas humanas a los dilemas morales pueden verse influidas por las afirmaciones escritas por el chatbot de inteligencia artificial ChatGPT .

Los autores plantearon el experimento conocido como “dilema del tranvía” (se propuso si era correcto cambiar el trayecto de un trolebús fuera de control, desviándolo de una vía en la que mataría a cinco personas a otra en la que fallecería una) a 767 participantes estadounidenses, con una media de edad de 39 años, que se enfrentaran a uno de los dos escenarios previstos preguntándole a la inteligencia artificial.

Antes de responder, los participantes leyeron varias declaraciones proporcionadas por ChatGPT en la que se argumentaba a favor o en contra de sacrificar una vida para salvar cinco; las declaraciones se atribuían a un asesor moral o a esta inteligencia artificial.

Los investigadores señalan, además, que los participantes pueden haber subestimado la influencia de las afirmaciones de ChatGPT en sus propios juicios morales (el 80 % afirmó que sus respuestas no se vieron influidas por las afirmaciones que leyeron, sin embargo esto no fue así).

Los autores apuntan que el potencial de los chatbots para influir en los juicios morales humanos pone de relieve la necesidad de la educación para ayudar a los seres humanos a comprender mejor la inteligencia artificial.

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

El riesgo que se plantean los desarrollos de la inteligencia artificial van desde los límites morales hasta plantear que esta herramienta va a llevar a la extinción de la humanidad.

Esto es realmente territorio no explorado, nos enfrentamos a una verdadera revolución tecnológica en las que las únicas referencias de una inteligencia artificial solo las hemos visto en Hollywood.

Desde el super ordenador HAL 9000 de '2001: Una odisea del espacio’, el primer computador asesino hasta los replicantes de Blade Runner que son casi imposibles de diferenciar con los humanos. En ambos casos se viola las leyes de la robótica del escritor de ciencia ficción Isaac Asimov: “Un robot no hará daño a un ser humano, ni por inacción permitirá que un ser humano sufra daño”.

Mientras se define el frenético futuro que tendrá la inteligencia artificial, la empresa estadounidense OpenAI, propietaria del robot conversacional ChatGPT, se comprometió ante las autoridades italianas a "reforzar la transparencia", luego que fuera bloqueado por violar la legislación sobre datos personales.

A su vez, la Unión Europea está preparando un proyecto de ley para regular la inteligencia artificial, el cual podría estar listo a finales de 2023 o principios de 2024 y ser aplicado en pocos años.

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