
El 14 de febrero de 2025, la ciudad francesa de Cannes se convirtió en el escenario de una mesa redonda sobre la metamorfosis de la democracia, enfocada en cómo la inteligencia artificial (IA) está cambiando la gobernanza digital y la política global. En este encuentro, se presentó el concepto de "hipnocracia", una teoría discutida en el libro Hipnocracia: Trump, Musk y la nueva arquitectura de la realidad de Jianwei Xun, un filósofo de Hong Kong que, sorprendentemente, resultó no existir.
Esta revelación provocó una polémica que ha cuestionado el papel de la IA en la creación de contenido filosófico y académico. Gianluca Misuraca, vicepresidente de Technology Diplomacy of Inspiring Futures, abrió el debate en Cannes, destacando cómo las tecnologías emergentes, especialmente la IA están redefiniendo las formas de poder y control en la política actual.
En ese contexto, Hipnocracia fue presentado como un análisis sobre cómo las grandes figuras de la tecnología, como Donald Trump y Elon Musk, están moldeando una nueva realidad a través de la manipulación digital. Sin embargo, poco después de que el libro se hiciera popular, la periodista Sabina Minardi, redactora jefe de la revista L’Espresso, descubrió que Jianwei Xun, el supuesto autor, no era más que una invención. En realidad, la obra fue coescrita por el filósofo y editor Andrea Colamedici junto con plataformas de inteligencia artificial.
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Este dato no fue revelado en las versiones originales del libro, violando el Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial que exige la transparencia sobre el uso de IA en la creación de contenidos. La revelación ha causado revuelo en medios de comunicación y círculos académicos, como el Instituto HEC de París, que citó el libro en varios artículos científicos. La controversia ha generado un debate sobre la legitimidad de los textos generados por IA y la responsabilidad de los creadores de contenido. En respuesta, Colamedici defendió su proyecto como un "experimento filosófico" y una "performance artística", cuya intención era mostrar los peligros de la manipulación tecnológica mediante un enfoque práctico.
Según el autor, el propósito no era engañar al público, sino hacer visible cómo la IA puede ser utilizada para reflexionar sobre los riesgos y las implicaciones de su uso indebido. Colamedici explicó que Hipnocracia no fue diseñado para engañar a los lectores, sino para poner en evidencia los peligros del uso irresponsable de la IA por parte de las grandes corporaciones tecnológicas. A través de la creación de una figura ficticia como Xun, el libro buscaba ejemplificar de manera práctica la teoría de la "hipnocracia", un concepto que describe cómo los líderes actuales emplean las herramientas digitales para manipular las percepciones del público.
"Quería que el lector viviera de forma intensiva lo que estaba leyendo, experimentando la manipulación en carne propia", argumentó. Sin embargo, la falta de una advertencia clara sobre el uso de IA en la creación del libro ha desatado críticas, y medios como El País de España han decidido eliminar el artículo originalmente publicado sobre el tema. A pesar de la controversia, algunos, como Emilio Carelli, director de L’Espresso, defienden el proyecto como una reflexión importante sobre el papel de la IA en la filosofía contemporánea.
Carelli plantea una pregunta fundamental: si el contenido del libro ha generado un debate significativo, ¿realmente importa quién o qué lo escribió, siempre que el debate sea válido? Por otro lado, la editorial Rosameron, que publicó el libro en español, ha decidido incluir una explicación clara sobre cómo se creó la obra y la identidad compartida detrás del nombre de Xun, lo que marca un paso hacia la transparencia en la publicación de trabajos generados por IA. Colamedici, por su parte, defendió la necesidad de cuestionar las estructuras de poder y la percepción manipulada, afirmando que la "hipnocracia" no es solo una teoría, sino una vivencia práctica.
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Al final, su experimento busca más que provocar un debate filosófico; pretende cuestionar cómo interactuamos con la tecnología y cómo esta puede redefinir nuestra realidad, incluso en campos tan tradicionales como la filosofía. Este caso abre la puerta a una reflexión más profunda sobre la ética y la transparencia en el uso de la inteligencia artificial, una cuestión que, sin duda, seguirá siendo relevante a medida que la IA continúe permeando todos los aspectos de la vida cotidiana.