La inteligencia artificial (IA) puede servir para volver más eficientes tanto los sectores productivos como las artes, coincidieron varios expertos en la Web Summit de Lisboa, pero todavía es necesario marcar el sistema ético para que no se vulneren los derechos de las personas.
Ética para gestionar a los robots
Esta fue la principal bandera de Janet Adams, la directora de Operaciones de SingularityNET, una empresa centrada en desarrollar la "inteligencia general artificial" (AGI, por sus siglas en inglés) para lograr generar algoritmos que estén al nivel intelectual del ser humano.
Acompañada de Desdemona X, una androide de largo pelo lila diseñada por su compañía y que funciona con inteligencia artificial, espera lograr perfeccionar esta tecnología esta década y cambiar con ella las actuales estructuras de poder y financieras del planeta y mejorar la calidad de vida de las personas.
"Hay grandes problemas de desigualdad estructural en nuestro planeta y los humanos no los están solucionando. Mi gran esperanza es que los robots y la AGI puedan traer un mayor nivel de ética y de consideración para las necesidades de los otros, para que las tecnologías del futuro sirvan a las necesidades de la mayoría", expuso Adams.
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Para alcanzarlo, continuó, es necesaria una "regulación clara" y descentralizar la inteligencia artificial, para que se nutra de la mayor cantidad de gente posible, "de todas las razas, países, edades, orientaciones sexuales, géneros", que alimenten al algoritmo "con ética y normas de todas las partes del mundo".
Ética para regular la IA en las artes del entretenimiento
Otro sector en el que también destacaron el componente ético es en la aplicación de la IA en la producción de las industrias
creativas.
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El especialista Matthew Blakemore señaló que la inteligencia artificial sirve a las empresas del entretenimiento para mejorar sus beneficios con el diseño de mejores ofertas de consumo, pero matizó que existen dudas sobre cuál es el límite en la recolección de datos de los usuarios para diseñarlas o el riesgo que supone para los empleos del sector.
"Si pensamos en las preocupaciones éticas, la cuestión que no recibe luz verde aquí es hasta qué punto llegar en la recopilación de datos personales para realizar recomendaciones", apuntó.
Este dilema también se aplica a la producción en las películas , ya que con la inteligencia artificial y el diseño digital pueden modificar las acciones de los actores en cámara sin que los propios profesionales actúen, ejemplificó.
"Hay algún escepticismo en la calidad de estas herramientas en el largo plazo y está la preocupación ética, así como la potencial pérdida de empleos que podríamos ver ahí", reconoció.
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Asimismo, recordó el riesgo de alimentar a la inteligencia artificial con un solo tipo de fuente, puesto que puede transmitir estereotipos erróneos.
"Necesitas ser realmente cuidadoso con lainformación que usas para entrenar estos modelos y tienes que tener un comité de ética que realmente mire en detalle los posibles sesgos que puedan aparecer", resumió.
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Pese a sus advertencias, consideró que la gente "no tiene que necesariamente ver la IA como algo negativo", sino como "una pincelada" en el proceso creativo de los seres humanos para potenciar la carrera profesional de las personas y mejorar la calidad de contenidos.
La Web Summit de Lisboa, que se celebra en la capital lusa desde 2016, concluye este jueves tras cuatro frenéticas jornadas que han reunido a cerca de 2.600 empresas emergentes, aunque menos inversores que otros años, y a cerca de 70.000 personas de 160 países, según cifras de los organizadores.
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