La cita, que abrió hoy sus puertas hasta el 7 de septiembre, es un escaparate clave para la industria, una oportunidad que las marcas aprovechan para publicitar sus lanzamientos y que los expertos emplean para tomar el pulso al sector y tratar de entrever el futuro.
"Quien quiera experimentar el camino hacia la sociedad del gigabyte debe venir a la IFA", sentenció en la inauguración el ministro de Transporte e Infraestructura Digital alemán, Alexander Dobrindt.
En esta edición, la IFA congrega en 158.000 metros cuadrados a unos 1.800 expositores, un 13 % más que en 2015, y aspira al menos a reeditar los 4.350 millones de euros de volumen de negocio del año pasado.
"Se trata de la feria de electrónica de consumo más importante de Europa y creemos que una de las más importantes a nivel mundial", explicó a EFE el español Fernando Hernández, director de ventas en XYZPrinting, una empresa del grupo taiwanés Kinpo centrada en la comercialización de impresoras en 3D para el consumidor final.
No obstante, las expectativas de la consultora GfK para este año prevén una caída del 5 % en las ventas globales de tecnología de consumo, hasta los 814.000 millones de euros, a causa de la situación en Rusia y Brasil, así como por las cautelas que ha despertado el "brexit".
En este entorno, muchos fabricantes han evitado las grandes revoluciones y optado por las mejoras graduales a nivel técnico y estético en sus dispositivos, como se ha visto en las presentaciones de la serie Nova de Huawei o en el Xperia XZ, el nuevo buque insignia de Sony.
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En esta misma línea continuista han avanzado los relojes inteligentes, encabezados por el Gear S3 de Samsung, la novedad de la coreana para la IFA, que se ha visto, sin embargo, ensombrecida por los problemas técnicos de su "phablet" estrella, el S7, anunciados hoy.
Algunas casas están probando suerte con los nichos de mercado, como Motorola con su colaboración con el fabricante de cámaras fotográficas Hasselblad para un Motomod, un módulo acoplable al teléfono que permite capturar imágenes de gran calidad.
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En este mismo sentido ha trabajado ZTE, que presentó su nuevo Axon 7 Mini, la versión compacta de un "smartphone" que aspira a ser el móvil con una mejor calidad de sonido.
Los intentos por diferenciarse de la competencia con características únicas se evidenciaron también en las novedades de Lenovo, con el Yoga Book, un portátil ultraligero y con teclado virtual totalmente plano.
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Otras tendencias palpables son los altavoces inalámbricos y multidireccionales, como los BeoSound de Bang & Olufsen y el Glass de Sony, que -frente a los tradicionales- ofrecen valor estético y movilidad.
Además, destacan los electrodomésticos inteligentes, que aprenden los gustos del usuario, y los conectados a la red, como cafeteras que compran café online o lavavajillas que contactan al servicio técnico en caso de avería.
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La presencia de las impresoras en 3D es cada vez más evidente, con marcas como XYZPrinting tratando de "saltar al mercado de consumo", como explica Hernández, con modelos como el Mini, "pensada para los hogares y los colegios", con "bajo consumo eléctrico", uso sencillo, "muy fácil mantenimiento" y "costes mínimos".
El futuro también juega a asomarse en esta feria, por ejemplo, en el concepto Xperia Agent de Sony, un dispositivo al que se le puede pedir con un comando de voz que la Nespresso prepare un café, encienda las luces o realice una videollamada.
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En este mismo sentido, BSH, la empresa que fabrica los electrodomésticos Siemens y Bosch, presentó también su prototipo de asistente de cocina Mykie, al que se le pueden dar órdenes de voz; y Panasonic avanzó su Landroid, que no sólo lava y seca la ropa, sino que también la dobla.
Varias empresas exponen también prendas de vestir inteligentes, dentro de la llamada revolución del "internet de las cosas" (IoT), capaces de registrar las constante vitales de los usuarios, unos productos con gran potencial para deportistas, enfermos y personas mayores.
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