Para muchos, el maestro Wilfrido Vargas, cantautor y compositor dominicano, ha compuesto la banda sonora de sus romances y despechos. El músico recibió este 2018 el premio a la Excelencia musical durante los Premios Grammy Latinos, reconocimiento que lo afianza como el rey del merengue.
En entrevista con Mesa BLU, Vargas repasó su trayectoria musical, tras 46 años de carrera profesional, y habló de su reciente libro ‘’Me volviste loco, Wilfrido’, en el que revela su faceta más íntima y desconocida.
En su infancia, “la precariedad era tal que, en algunas ocasiones, cuando caía un aguacero, el viento arrancaba una parte de nuestro techo de yaguas, por eso en la cocina solía haber una vela encendida con unas cuantas monedas alrededor. Iluminábamos el ruego con el dinero que no teníamos. Más que una casa, la nuestra era una cáscara de huevo pequeña y quebradiza”, según cuenta en su libro, una realidad que contrasta con la fama y éxito internacional que años más tarde lograría.
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En ese ambiente, sin embargo, Wilfrido cuenta que reinaba la música gracias a su papá acordeonero y su madre, que tocaba la flauta. “Cusca, la mamá de abuelita, tocaba guitarra y cantaba. Mami superó a abuelito, Wilfrido superó a mami. Alina Vargas, que es mi hija, me superó a mí, o por ahí anda la cosa”, explica Vargas.
Contó también que su gusto por la música nació “con ese vistoso trío llamado ‘Los Panchos’ que hacen canciones tan sencillas, conforme uno va creciendo también crece la mentalidad de lo que uno tiene como talento. Eso se va engordando, llegó el momento en que el trío no basta y necesitaba armonías más complejas”.
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Fue así como se fijó en el trío ‘Los Tres Ases’, también de México, y música más compleja cuando tenía apenas 11 años, edad en que se consideró “prácticamente músico profesional, cuando ya tocaba trompeta”.
Escuche la entrevista completa en el audio adjunto.
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