El cambio climático ha inducido a una alianza entre arquitectos y expertos en patrimonio y sostenibilidad para repensar el diseño de viviendas y sus materiales con la intención de reducir los efectos de las temperaturas y fenómenos atmosféricos extremos, cada vez más habituales por el cambio climático.
Este fue el punto de partida de la arquitecta y experta en sostenibilidad Rosie Paul cuando decidió fundar en Bengaluru (India) la empresa Masons Ink Studio con el objetivo de construir hogares adaptados y sostenibles combinando la tecnología actual con prácticas tradicionales.
"Muchas veces, cuando tratamos de encontrar soluciones para la crisis climática, éstas están muy enfocadas a la tecnología y orientadas en gran medida a inventar o descubrir nuevos materiales con el riesgo de perder el conocimiento tradicional (...) y sus propias medidas naturales", dijo a EFE en la Cumbre del Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP28), en Dubái.
Paul pone en valor la sabiduría ancestral de los pueblos indígenas y sus técnicas adaptadas a su entorno, ya que "la forma del edificio cambia de un lugar a otro, con un diseño particular y unos materiales concretos", adaptados a cada comunidad en función de los recursos naturales de sus alrededores.
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Integrar tecnología en sistemas tradicionales
"Creo que la tecnología no siempre tiene que ser una fuerza opuesta al conocimiento tradicional, (...) pero necesitamos encontrar una forma en que esta tecnología pueda ayudar a mejorar o innovar en estos sistemas de conocimiento tradicionales para responder al futuro climático", explicó.
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Así, Paul defiende la integración de las últimas novedades tecnológicas para diseñar viviendas eficientes y adaptadas a la situación climática partiendo de materiales ecológicos siguiendo diseños originarios donde los edificios estaban más integrados con la naturaleza.
Recuperar el barro, el bambú, la madera y las piedras son solo algunas propuestas que desde hace algún tiempo son tendencia en el ámbito de la construcción verde, donde el cemento pierde protagonismo.
"No se trata de rechazar el modelo actual, sino de encontrar un equilibrio de tal forma que los hogares sean sitios seguros y confortables, refugios climáticos ante los fenómenos adversos", apuntó.
Encontrar este balance tampoco es fácil: extender nuevas maneras de construir nuevamente con materiales naturales puede propiciar la extracción ya de por sí descontrolada de recursos naturales; de ahí que insista en la importancia de adaptar los planes a los elementos de proximidad.
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Arquitectura local con perspectiva de género
Con su empresa de diseño y construcción, Rosie Paul utiliza el patrimonio y el conocimiento tradicional para ampliar los límites de cómo crear lugares resilientes con el clima, mientras trabaja para empoderar a las mujeres en el mundo.
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"Las mujeres, a lo largo de la historia, han sido custodios del conocimiento tradicional. Existe una concepción general de que las mujeres no participaron en la construcción de edificios, lo cual no es cierto", relata.
Según esta arquitecta, las sociedades se han construido alrededor de la comunidad y el hogar, donde las mujeres han sido el centro y también las encargadas de distribuir el uso de los espacios en las viviendas, pero también de su construcción, no solo con enlucidos y acabados.
A través de su compañía, fundada junto a otra arquitecta especializada en conservación de patrimonio, Paul forma y emplea a mujeres indias de pequeñas comunidades para potenciar viviendas sostenibles al tiempo que entran en el mercado laboral de forma regulada y luchan contra la desigualdad de género. Es otra manera de hacer hogar, concluye.
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