El periodista Juan Jacobo Castellanos se midió a subirse al avión de combate Gripen, uno de los más novedosos y que está dentro de las alternativas de la Fuerza Aeroespacial Colombiana (FAC) para renovar sus aeronaves israelíes que ya tienen más de 40 años de servicio.
En la ciudad de Linkoping, al sur de Estocolmo, está la base de la empresa que fabrica los aviones Gripen. Hasta territorio sueco llegó el periodista de Noticias Caracol para ponerse el traje y medirse a los retos de esta potente aeronave.
Antes de poder subirse al avión, Castellanos tuvo que someterse a unos exámenes médicos como electrocardiogramas, orina, visión y audición, y pasarlos satisfactoriamente o, de lo contrario, no podía estar en la cabina del Gripen.
Después llegó la prueba del casco y la máscara de oxígeno, al mismo tiempo que se ponía el traje antigravedad que evita desmayos por la presión de la fuerza G y otro, según describió, especie de pijama antillamas.
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El periodista se subió en el puesto del copiloto, mientras el mayor Donalson era el encargado de volar el novedoso Gripen y asegurarse que el colombiano cumpliera con todas las especificaciones antes de recorrer los cielos suecos.
Ahí lo pienso dos veces, en caso de pérdida o de inminente siniestro, hay que eyectarse para salvarse
Rápidamente la aeronave alcanza los 20.000 pies de altura para realizar las primeras maniobras, es entonces cuando el periodista, reconociendo su inexperiencia, siente la fuerza G desproporcional y empieza a emitir sonidos tratando de aplacar lo que sentía en ese momento.
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"Los giros donde es imposible no sentir la presión de las fuerzas G (...) alcanzamos 5 fuerzas G, es decir, unos 400 kilos de presión sobre el cuerpo. La fuerza G equivale al peso de cada persona, en mi caso 80 kilos. Un principiante y un inexperto como yo siente desbaratarse con esta presión", detalló Juan Jacobo Castellanos.
En ese momento se escucha al mayor Donalson preguntarle al colombiano si sentía bien, a lo que él respondió que "sí". Luego el piloto realiza una serie de giros mostrando el poder que tiene la aeronave.
"A estas alturas del vuelo es imposible no sentirse mareado. El mayor Donalson es consiente de eso y ubica el avión en una zona de poca turbulencia, mientras respiramos profundo y nos recuperamos", añade el periodista.
Una de las sopresas del vuelo fue cuando el polito sueco le suelta el control del poderoso Gripen y le dice ahora el colombiano dirige el avión.
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"En el primer movimiento sacudo el avión, hay que moverlo más suave, como en un simulador o en un juego de combate aéreo. A 600 kilómetros por hora y por dos minutos tengo el control de la aeronave de más de 100 millones de dólares. Es una sensación indescriptible", relató con emoción Juan Jacobo Castellanos.
Luego de superar la velocidad del sonido, vuelven a tierra y en una pista corta, de casi 800 metros, es capaz de aterrizar el Gripen.
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