Charles Coristine parecía haberlo logrado todo: después de casi dos décadas trabajando en Wall Street, disfrutaba del éxito en Morgan Stanley , uno de los gigantes del mundo financiero. Le encantaba el ritmo frenético del mercado, llegando incluso a despertarse en mitad de la noche para operar en las bolsas de Tokio y Londres. Pero en 2011 todo cambió. A pesar de su aparente éxito, el agotamiento le pasó factura.
Según contó el empresario en entrevista con el medio CNBC, intentó diferentes soluciones para recuperar su energía y motivación: cambió su dieta, meditó, e incluso se inscribió en un MBA. Nada funcionaba.
Fue en una barbacoa donde su vida dio un giro inesperado. Allí conoció al propietario de LesserEvil, una pequeña empresa de snacks saludables que estaba al borde del colapso. Sin tener ninguna experiencia en la industria alimentaria, la idea de comprar el negocio resonó con él, pues le intrigaba la posibilidad de comenzar de nuevo en un proyecto que se alineara con un estilo de vida saludable .
Con una mezcla de intuición y algo de impulsividad, Coristine tomó una decisión arriesgada: en noviembre de 2011, invirtió 250.000 dólares de sus ahorros, más un compromiso de pago futuro de 100.000 dólares, y se convirtió en el nuevo dueño de LesserEvil.
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Sin embargo, el panorama no era alentador: la empresa perdía dinero y generaba menos de un millón de dólares al año. Pero para Coristine ese era el reto que necesitaba.
A pesar de no haber investigado mucho sobre el negocio, Coristine se sumergió de lleno en su nuevo rol. Bajo su liderazgo la marca comenzó a transformarse. Se rodeó de un pequeño equipo, incluidos amigos cercanos, y trabajaron para actualizar la imagen de la empresa y tomar el control de su producción.
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En 2014 un cambio radical llegó cuando decidió reformular sus productos usando aceite de coco, un movimiento que disparó sus ventas.
Hoy, LesserEvil es un imperio de snacks saludables, con ventas anuales de más de 103 millones de dólares y productos en las principales tiendas de Estados Unidos. Desde 2021, la empresa ha sido rentable y, en 2023, generó más de 14 millones de dólares en ganancias.
Coristine, quien alguna vez renunció al trabajo de su vida, demostró que un riesgo bien asumido puede convertir a una empresa en quiebra en un gigante del sector.
De esta manera, lo que comenzó como una decisión impulsiva terminó por hacer de Charles Coristine un multimillonario, gracias a su visión para convertir la crisis en oportunidad.
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