Desde su elección el 13 de marzo de 2013, el Papa Francisco ha sido un símbolo de cambio, desafiando las tradiciones arraigadas de la Iglesia católica
. Su estilo, que aboga por una mayor humildad, ha comenzado a cuestionar el status quo en el Vaticano. En sus primeras apariciones, se presentó de manera sencilla, vistiéndose sin los ornamentos tradicionales, e incluso pidiendo oraciones de los fieles en lugar de otorgar bendiciones.
En Sala de Prensa Blu, el periodista Néstor Pongutá, se refirió a lo realizado por el papa tras 12 años de pontificado, mencionando el cambio que generó en la Iglesia Católica.
"El papel que le está dando a la mujer, el abrir la iglesia a las personas que antes no tenían una llegada, a los divorciados que así se casaron otra vez no podían volver a comulgar, las mujeres que abortaban no tenían derecho a un perdón. Un sacerdote
las puede perdonar y es una iglesia abierta a la misericordia que son las miserias del corazón. Es una iglesia que él quiso poner a los últimos de primeros. Y eso también es ya de inclusión", indicó Pongutá.
El día de su elección, el papa se encontró con un peso abrumador. En una muestra de su carácter sencillo y humano, despachó la cita a su odontólogo y otras cuestiones personales, priorizando su nueva responsabilidad. Esto, a su vez, encarna su compromiso de humanizar el papel del papado.
Sin embargo, su camino no ha estado exento de desafíos. Francisco ha tenido que enfrentar numerosos casos de abuso dentro de la Iglesia, tomando decisiones difíciles, como destituir a cardenales de alto rango. Su promulgación de una Comisión de Protección del Menor ha sido un paso crucial para abordar estos problemas, intentando purgar el historial de la Iglesia.
Su primera visita a Lampedusa a inmigrantes, así como sus interacciones con comunidades marginadas, enfatizan su visión de una Iglesia que se involucra y acompaña a los más desprotegidos. Francisco enfatiza que su misión es situar a los últimos en los primeros lugares, buscando siempre la misericordia en los corazones de los creyentes.
Tras doce años en el trono de San Pedro, queda claro que Francisco no solo ha transformado externamente a la Iglesia, sino que ha sembrado las semillas de un cambio interno profundo. A medida que su pontificado avanza, su legado será evaluado no solo por las reformas que ha implementado, sino por su capacidad de regresar a la esencia del cristianismo: el amor, la compasión y la inclusión. El mundo observa atentamente cómo Francisco sigue adelante, enfrentando la resistencia interna y promoviendo un mensaje de paz y unidad en un momento de división global.
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