En su reflexión dominical, el padre Rafael de Brigard destacó la importancia del Bautismo de Jesús como el inicio de su misión pública, un evento que simboliza la apertura al Espíritu Santo y la confirmación del amor de Dios.
Citando el Evangelio de Lucas (3:15-16, 21-22), recordó el momento en que Jesús, en actitud de oración, recibe al Espíritu Santo en forma de paloma y escucha la voz del Padre: "Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto". Este acto no solo reafirma la divinidad de Jesús, sino que también inspira a los creyentes a buscar una conexión profunda con Dios a través de la oración y los sacramentos.
El padre Rafael subrayó que el Bautismo no es solo un rito de purificación, sino un llamado a la conversión y a abrirnos a la gracia divina. Reflexionó sobre la humildad de Juan el Bautista al reconocer que "él los bautizará con Espíritu Santo y fuego"
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