Este martes, 21 de diciembre, se celebra el quinto día de la Novena de Navidad al niño Jesús, una tradición que cada año tomo más fuerza entre las familias.
Para esta conmemoración del nacimiento del creador, miles de personas en el mundo tienen la tradición de crear curiosos pesebres a los que se les reza cada noche.
Según se pudo conocer, la tradición llegó a Colombia con la colonización española y desde ese tiempo se celebra por nueve días desde el 16 al 24 de diciembre.
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Oración para todos los días:
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Benignísimo Dios de infinita caridad, que tanto amasteis a los hombres, que le diste en vuestro hijo la prenda de vuestro amor, para que hecho hombre en las entrañas de una Virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; yo, en nombre de todos los mortales, os doy infinitas gracias por tan soberano beneficio.
En retorno de él os ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de vuestro hijo humanado, suplicando por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongáis nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con tal desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente.
Se reza tres veces el Gloria al Padre
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Oración del día 5:
Palabra
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Del Evangelio de san Lucas 1, 51-55
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia –como lo había prometido a nuestros padres– en favor de Abrahán y su descendencia por siempre». Palabra del Señor.
Reflexión
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En la Exhortación Apostólica sobre el Amor en la Familia n.200 se nos enseña: “El testimonio gozoso de los cónyuges y de las familias, iglesias domésticas Por ello, se trata de hacer experimentar que el Evangelio de la familia es alegría que llena el corazón y la vida entera, porque en Cristo somos liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento”.
El Dios que camina hacia nosotros nos cita en Belén para que en la noche de Navidad nos demos cuenta que ha llegado a nosotros la vida y la bendición que todos necesitan para estremecer el largo camino del sufrimiento humano con una Palabra llena de luz que transforma el mundo y le da aliento y gozo para que, desde la sencillez de cada familia, los valores y virtudes que allí se hacen germinar se conviertan en camino para transformar las estructuras enfermas de la sociedad, para devolverle a cada ser humano su vocación humana en la que se realice la voluntad de Dios.
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Un mundo mejor no es el fruto de una intervención de los grandes, es el trabajo humilde y sencillo de los últimos que llena el corazón de todos con la verdad y la esperanza, con la misericordia y la alegría verdadera.
Oración a la Virgen María:
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Soberana María que por vuestras grandes virtudes y especialmente por vuestra humildad, merecisteis que todo un Dios os escogiese por madre suya, os suplico que vos misma preparéis y dispongáis mi alma y la de todos los que en este tiempo hiciesen esta novena, para el nacimiento espiritual de vuestro adorado hijo.
¡Oh dulcísima madre!, comunicadme algo del profundo recogimiento y divina ternura con que lo aguardasteis vos, para que nos hagáis menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (se reza el Avemaría tres veces)
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Oración a San José:
¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias doy a Dios porque os escogió para tan soberanos misterios y os adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Os ruego, por el amor que tuvisteis al Divino Niño, me abracéis en fervoroso deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.
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(Se reza el Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria al padre).
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Oración al Niño Jesús:
Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria.
Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente! Seguros de que no que dará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.
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Gozos:
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Oh sapiencia suma del Dios soberano que a nivel de un niño te hayas rebajado. Oh Divino Infante ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios.
Ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas, Jesús ven, ven, ven, ven, ven a nuestras almas Jesús ven, ven a nuestras almas. No tardes tanto, no tardes tanto, Jesús ven, ven
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Niño del pesebre nuestro Dios y Hermano, tú sabes y entiendes del dolor humano; que cuando suframos dolores y angustias siempre recordemos que nos has salvado.
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Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ven a nuestras almas. Ven no tardes tanto
Oh lumbre de oriente sol de eternos rayos que entre las tinieblas tú esplendor veamos, Niño tan precios, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios.
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Ven, ven, ven…
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Rey de las naciones Emmanuel preclaro de Israel anhelo pastor del rebaño. Niño que apacientas con suave cayado, ya la oveja arisca ya el cordero manso.
Dulce Jesús mío…
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Ábrase los cielos y llueva de lo alto bienhechor rocío, como riego santo. Ven hermoso niño ven Dios humanado luce hermosa estrella, brota flor del campo.
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Ven, ven, ven...
Tú te hiciste Niño en una familia llena de ternura y calor humano. Vivan los hogares aquí congregados el gran compromiso del amor cristiano.
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Dulce Jesús mío…
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Del débil auxilio, del doliente amparo, consuelo del triste, luz de desterrado. Vida de mi vida, mi sueño adorado, mi constante amigo mi divino hermano.
Ven, ven, ven…
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Ven ante mis ojos de ti enamorados, bese ya tus plantas bese ya tus manos. Prosternado en tierra te tiendo los brazos y aún más que mis frases te dice mi llanto.
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Dulce Jesús mío…
Ven Salvador nuestro por quien suspiramos ven a nuestras almas, ven no tardes tanto.
Ven, ven, ven…
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