Ubicada en Cundinamarca, el cerro que se levanta imponente entre las poblaciones de Tabio y Tenjo, a escasos minutos de Bogotá, se considera una puerta hacia el infinito pues es uno de los puntos en que más actividad ovni se registra.
Hace 400 años los colonos españoles ya veían las luces de las que hoy los vecinos del pequeño cerro hablan a diario. Se referían a estas luces como ‘ranchitos encendidos’, pues creían que los dioses transitaban entre dos mundos haciendo arcos de luz.
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Al respecto en Luna Blu habló el reconocido ufólogo William Chávez, quien en varias oportunidades ha visitado un lugar al que se refiere como “puerta dimensional”.
“Para los muiscas era un lugar sagrado, los españoles en el siglo dieciséis lo bautizaron como cerro de lucecitas danzantes y por 30 años lo he estudiado y recogido testimonios de lo que pasa allí”, añade el experto.
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Añade que en 1954 sucedieron los primeros avistamientos Ovni del siglo XX en la zona, cuando un joven identificado como Carlos Suárez fue abducido por visitantes del espacio, reapareciendo en el año 1981, siempre según el testimonio de Chávez.
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