Una flauta traversa es la cómplice de Dally Gabriela Echavarría, una chocoana encargada de acompañar a la orquesta juvenil Batuta en su natal Quibdó, junto a otros adolescentes que se congregan en Bogotá, ciudad que se convierte en el escenario para mostrar sus habilidades artísticas.
Entre fagots, cornos, trompetas, percusión y clarinetes, Dally saca espacios de sus ensayos para cantar y entonar con fuerza esas melodías que escucha en la radio.
Junto a ella se sienta Marco Alessandro, su hermano mellizoque hace parte de la orquesta a través de la percusión, cueros que fueron objeto de caricias y partituras de libros.
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Para ellos, el valor de la compañía y el apoyo de los padres es la columna vertebral para poder hacer música, deporte y arte.
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Actualmente, ambos pasan su tiempo ejecutando sus instrumentos en la Fundación Batuta en Bogotá donde se entrenan de forma temporal con maestros para lo que será un concierto juvenil en el que muchachos de regiones colombianas siguen las coordenadas de un director para interpretar obras clásicas en un elegante escenario.
Con el sonido de la flauta y la percusión, Dally Gabriela y Marco Alessandro son muestra del talento chocoano que entre atriles, la batuta de un maestro y decenas de partituras, a lo unísono dicen ¡Qué viva la música!
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