Byron Carr, el autor de la publicación, señaló que inicialmente cayeron unos cinco dientes mientras los trabajadores intentaban remodelar el techo. Suceso que los hizo remover un poco más y, a lo que prosiguió, la lluvia de dientes humanos que en principio nadie supo de dónde provenía.
La duda no tardó en resolverse pues, tras las indagaciones, se conoció que en la década de los 50's un consultorio odontológico había funcionado en ese lugar.
El propio Carr piensa que uno de los dientes podría haber sido suyo, ya que recordó que en su niñez visitó ese mismo consultorio. El dentista —que según recuerda se parecía al director de cine Alfred Hitchcock— le habría sacado una de sus piezas dentales en aquél segundo piso.
Al parecer, en el lugar donde funcionaba este consultorio, los dientes de varios de los clientes habrían caído por un hueco instalado en el suelo después de ser barridos al finalizar las sesiones odontológicas.
Le puede interesar. Escuche el podcast 'Se está poniendo viejo':
Publicidad