Cerca de 200 personas habitantes de la calle, adictos a las drogas, llegan a la Casa del Alfarero diariamente, lugar que se ha convertido en su hogar.
En el lugar comen, se bañan y duermen, pero también reflexionan y reciben charlas sobre cómo dejar de consumir sustancias ilegales y cambiar su vida.
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“Yo estuve mucho tiempo de indigente en el Cartucho, dos años, y aquí en Villavicencio estuve cinco años en un basurero. Al salir de allá, la vida cambia y decidí que la felicidad no está en cuánto tengo sino en cuánto sirvo”, dijo Elkin Zapata fundador del refugio.
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Hace pocos días recibió el reconocimiento como Titán Caracol en la categoría de salud y bienestar.
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