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de decenas de premios de periodismo.
Desde Pereira, la ciudad a la que llama su “baticueva” y de donde nunca se ha querido ir, Matador cuenta que decidió estudiar publicidad como el personaje que más admira, Roberto Fontanarrosa, a quien conoció a los ocho años en una biografía.
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El publicista, quien también laboró como taxista, decidió hacer de su hobbie su profesión en 1995. Desde ese momento, cuando le publicaron una obra en el diario La Patria de Manizales, comenzó a labrar su carrera como caricaturista.
González revela que adoptó el apodo de Matador en honor a la canción del mismo nombre de Los Fabulosos Cadillacs y que su primer trabajo fue en El Diario del Otún. “Mis primeras caricaturas políticas eran feísimas porque no estaba empapado del tema”, dice En Blanco y Negro.
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“Soy un cronista gráfico de la tragicomedia del país. la recopilación del día a día nos muestra lo paradójico que somos”, comenta sobre su oficio.
Uno de los principales personajes de las caricaturas de Matador es el expresidente Álvaro Uribe Vélez, a quien califica como un hombre “desesperado” y “viudo del poder”. “Las raíces de Uribe son muy oscuras”, afirma.
Sobre Juan Manuel Santos el caricaturista se limita a decir que “quedó muy feo” con la cirugía que se practicó en los ojos y, ya en serio, destaca la apuesta por la paz que ha hecho Santos.
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Matador se niega a afiliarse con algún partido político y sentencia: “me considero del lado del más débil”.
En la parte final de la entrevista con Mábel Lara, Matador recuerda que la caricatura más difícil que le ha tocado hacer fue sobre el embarazo de una niña de 14 años, que representó con una Mafalda gestante, y que el personaje que más le ha costado ilustrar es Germán Vargas Lleras, “pero los ñocos de los dedos me salen perfecto”.
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