Lo que inició como una semana de diversión y relajación en las paradisíacas playas de Zante, Grecia, terminó en un devastador diagnóstico para Ella Pick, una joven de 19 años de Boston. Durante sus vacaciones con amigas, Pick experimentó intensos dolores de cabeza que atribuyó a los efectos del alcohol y las fiestas . Sin embargo, al regresar a casa, descubrió que su malestar era el síntoma de algo mucho más grave: un cáncer cerebral.
El viaje, que se llevó a cabo en junio del año pasado, tenía como objetivo celebrar el fin de las clases universitarias. Según relató al 'Daily Mail', Pick disfrutó los primeros días sin problemas. "Durante las primeras dos o tres noches me sentí absolutamente bien. Todos estábamos pasando el mejor momento", dijo. No obstante, los intensos dolores de cabeza comenzaron a manifestarse, aunque ella los atribuyó a la resaca. "No bebía tanto ni salía tanto. Pensé que, tal vez, podría ser una resaca. Me sentí mal. Ahora miro hacia atrás y pienso que claramente no estaba bien", explicó la joven.
De vuelta en Boston, los síntomas empeoraron considerablemente. Pick comenzó a experimentar una presión insoportable en la parte posterior de su cabeza. “Siempre he sufrido migrañas, pero nunca hasta ese punto", afirmó. El punto crítico llegó cuando su ojo izquierdo se desvió hacia el centro de su cara, lo que la llevó a buscar atención médica urgente.
"Fui a hacerme un examen de la vista y me derivaron al hospital. Dijeron que era una gran preocupación", comentó Pick. Tras una serie de exámenes, los médicos descubrieron un bulto en su cerebro, diagnosticado como un glioma difuso de la línea media, un tipo de cáncer altamente agresivo. La noticia fue devastadora: los expertos le dieron a Ella Pick tan solo 12 meses de vida.
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La joven de 19 años enfrenta ahora una batalla cuesta arriba, una lucha que comenzó con lo que parecía ser una simple resaca, pero que resultó ser una grave enfermedad.