Históricos errores que demuestran los alcances de la estupidez humana

-Persecución de pájaros en China

Durante el gobierno de Mao Zedong en China en el año 1958, en China el propio mandatario ordenó el exterminio de gorriones a nivel nacional.

A fin de impulsar el país asiático hacia una nueva era de industrialización, Zedong desarrolló una seriede campañas entre las que se encontraba las “Cuatro Plagas”, un decreto mediante el cual el Gobierno chino ordenó la abolición de cuatro especies consideradas letales para las cosechas: ratones, moscas, mosquitos y gorriones.

Preocupados, científicos norteamericanos intentaron intervenir publicando un estudio en que se probaba que los gorriones en realidad comían más insectos que grano. El líder comunista desechó las afirmaciones y en consecuencia, a falta de los pájaros que se comían los insectos, se dejaron los campos vulnerables a los ataques de las plagas.

-El incendio de una panadería que nadie pudo controlar

En 1666 Londres, en ese entonces el centro del imperio británico, sufrió un percance que se originó en el horno de una panadería.

El siniestro es considerado como una de las mayores calamidades en la historia de la capital inglesa, pues 80 mil personas quedaron sin hogar y una cifra aún desconocida falleció entre las llamas. El fuego destruyó 87 iglesias parroquiales, 44 antiguas Casas Gremiales, el ayuntamiento de Londres, el palacio correccional del centro medieval y demás importantes edificios.

El fuego se extendió rápidamente tras originarse en la noche de un domingo al interior de la panadería de Thomas Farriner en la calle Pudding Lane, cuando este quiso avivar el fuego en su horno mientras trabajaba.

-El trono eléctrico de Menelik II

A mediados de la década de 1880, tras la fabricación de la primera silla eléctrica de la historia, los asesores del emperador de Etiopía Menelik II le informaron el acontecimiento y él, en su afán de llevar a su país hacia la modernización, encargó tres unidades.

Tras llegar el pedido a sus tierras, Menelik se dio cuenta que no podía estrenarlas por la sencilla razón de que Etiopía no poseía energía eléctrica.

Tras su enfado, Menelik decidió destinar las sillas como tronos imperiales para no perder la inversión.

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