El neurocirujano Alexander Krinitzky fue el médico que intervino en el cráneo a la niña Yaxury Solórzano Ortega, de 10 años, el 10 de marzo de 2017.
La niña estaba herida de bala en la cabeza y su pronóstico era reservado, por la gravedad de las lesiones, según relató en BLU Radio el médico, este viernes, día en que José Gregorio Hernández , a quien se le atribuye el milagro de su curación, fue beatificado.
De acuerdo con el médico, él sí cree que ocurrió un milagro porque sobrevivir a ese tipo de heridas es posible, pero recuperarse completamente, en tan solo 10 días, es algo absolutamente extraordinario.
“Científicamente, la herida era mortal desde el principio. En medicina, en este tipo de casos, nombramos algo que se llama la hora de oro, que consiste en los primeros 60 minutos prestarle atención al paciente para evitar reacciones secundarias. Ella recibió atención siete horas después de haber recibido la herida por arma de fuego”, dijo.
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En ese sentido, agregó que sobrevivir siempre es posible en cualquier situación, pero no de la manera como lo hizo Yaxury Solórzano Ortega.
“No quedar con ningún déficit neurológico y recuperarse solamente en 10 días es absolutamente inexplicable. Lo dice un científico: es un milagro”, puntualizó.
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El médico relató que la niña, que fue atacada con su padre en una zona rural por delincuentes para robarles su moto, llegó en muy malas condiciones: estaba desangrada y con pérdida de masa encefálica.
“Ella sufrió una herida con arma de fuego, a muy corta distancia, a unos tres metros. Residía en un área rural, tardó unas siete horas en llegar al primer centro asistencial. Recibió la herida detrás de la oreja derecha. En la institución en la que llega no había un neurocirujano y yo estaba en Caracas, me enviaron las fotos porWhatsApp . Viendo la gravedad de las heridas viajo para intentar resolver la situación”, dijo.
El neurocirujano agregó que la cirugía la realizó al siguiente día, pero no había muchas esperanzas, pues ella no estaba consciente.
“Diez días después, estoy en mi consultorio privado, y la señora Carmen (la mamá de ella) se presenta con la niña, yo no la reconozco y me dice: ‘esta es la niña del disparo de la semana pasada. Me llama poderosamente la atención por su rápida recuperación”, puntualizó.
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Agregó que, dada la intriga que le causó el caso, le grabó un video para llevarlo a un congreso de neurocientíficos. Luego, relató Krinitzky, perdió contacto con la niña y su mamá por unos dos años.
“Perdí el contacto con ellos. En una conversación con un sacerdote amigo, con el padre Numa Molina, dos años después, contándonos las anécdotas que nos suceden en el ejercicio de nuestras profesiones, le cuento lo que me había sucedido con esta niña”, indicó.
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El sacerdote le dejó la tarea de preguntarles, si las vuelve a ver, si le rezaron a algún santo, y, a la siguiente semana sucede algo que el médico califica como una coincidencia: se apareció la mamá con la niña en su consultorio para hacer una revaloración.
“Le pregunto y ella me dice que ella le pidió el milagro aJosé Gregorio Hernández y que cuando nosotros entramos al quirófano ella sintió su presencia y le dijo que él iba a operar a través de nuestras manos”, relató.