“Fernando Botero : pintor y escultor”, así, con la grandeza de esas cortas palabras, definió Lina Botero a su padre, quien falleció este viernes tras complicaciones de salud por una neumonía, a los 91 años. Sus restos serán sepultados en Pietrasanta, Italia, junto a los de su amada esposa, Sophia Vari.
Así lo confirmó Lina en dialogo con Mañanas Blu, quien, además, reveló que el maestro Botero no pidió ningún tipo de preparación especial para su funeral, cuando llegara su muerte. Su despedida, con la sencillez y generosidad que lo caracterizaba, será en un pequeño cementerio del pueblo en el que vivió sus últimos años.
“Mi papá era la persona más sencilla del mundo. Nunca hablamos de eso, pero mi papá quiere que sus restos permanezcan en Pietrasanta, ese lugar que fue tan importante tanto para él, como para Sophia y la familia entera, un lugar donde él mantuvo una casa y donde trabajó más de 40 años de su vida. Allí, eventualmente, van a quedar sus restos junto a los de Sophia, en un cementerio pequeño, bellísimo, a las afueras del pueblo”, contó.
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Según detalló Lina, su padre tampoco pidió algún tipo de epitafio en su tumba. La familia, ahora, solo quiere que lo recuerden como el gran pintor y escultor que siempre fue y que, justamente, dejó ese legado en sus obras, expuestas en los museos y lugares más reconocidos a nivel mundial.
Anécdota del día que donó su colección de arte privada
Lina Botero recordó una anécdota que, según contó, le quedó grabada para siempre. El día que su padre decidió donar la totalidad de su colección privada para que cualquier persona pudiera acceder a esta en los museos de Colombia. Esto tuvo un mayor significado porque se dio en una época complicada para el país, golpeado por el conflicto y la violencia.
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“Descolgó cuadros de su casa y yo en un momento le dije: papá, pero por qué por lo menos no dejas estas cuatro obras que están acá, que están en las paredes de tu casa, regala todo lo demás, pero deja esto. Él me decía: ‘No, porque si un regalo no le duele a uno, no es un buen regalo’. Esa frase me quedó para siempre grabada en la memoria”, relató.
Luego de ese gran gesto, solo “quedaron las puntillas” en la pared sin nada más. Y es que así era Fernando Botero, según describió Lina, una persona comprometida “que daba todo de sí”.