En un mundo marcado por la incertidumbre y la ansiedad, cada vez más personas recurren al Vision Board como una herramienta
para alcanzar sus metas y materializar sus sueños. Sin embargo, su efectividad sigue siendo un tema de debate en el campo de la psicología y la neurociencia. ¿Es realmente una técnica poderosa o puede generar frustración si no se usa correctamente?
La visualización: clave del Vision Board
Según la psiquiatra Laura Villamil,
la visualización es la base del Vision Board y consiste en imaginar con detalle una realidad deseada, conectando con las emociones que provocaría alcanzarla. "La mente no distingue entre lo que imaginamos y lo que experimentamos en la realidad", explica Villamil, señalando que este proceso puede ayudar a entrenar al cerebro para aceptar los objetivos como algo posible y alcanzable.
Desde una perspectiva neurocientífica, la visualización activa redes neuronales vinculadas con la acción. "El pensamiento es muy poderoso", asegura Villamil. "Múltiples estudios han demostrado que la forma de pensar influye en los éxitos o fracasos de una persona". Por ejemplo, si un estudiante de medicina se visualiza como un médico exitoso, es probable que desarrolle circuitos cerebrales que lo impulsen hacia ese objetivo, generando motivación y reforzando la conducta necesaria para lograrlo.
Los riesgos del Vision Board
A pesar de sus beneficios, el Vision Board también tiene sus riesgos. Villamil advierte que establecer metas poco realistas o sin una planificación clara puede generar frustración y afectar la autoestima.
"Cuando las expectativas no se cumplen, las personas pueden experimentar sentimientos de incompetencia e insuficiencia", indicó la experta.
Para aquellos que padecen ansiedad o depresión, el Vision Board puede ser una herramienta útil, pero con matices. "Es importante que no se convierta en una fuente adicional de presión, especialmente en casos de depresión grave", aclara Villamil, recomendando acompañar la práctica con apoyo profesional.
La clave: acción y flexibilidad
Villamil enfatiza que el Vision Board no debe utilizarse como una
"falsa sensación de progreso". La visualización debe complementarse con acciones concretas, estableciendo objetivos claros y realistas. "Es fundamental acompañar esta técnica con planificadores, calendarios y sistemas de gestión del tiempo", sugiere la especialista.
Finalmente, si las metas no se cumplen a pesar del uso del Vision Board, Villamil recomendó trabajar en la autodisciplina, la resolución de problemas y la flexibilidad para ajustar los planes según sea necesario. Además, aconseja buscar apoyo en comunidades en línea o con mentores que puedan brindar guía y motivación.
En definitiva, el Vision Board puede ser una herramienta poderosa si se usa correctamente, pero no sustituye la acción y la planificación. Como cualquier estrategia de desarrollo personal, su eficacia dependerá de cómo se implemente y del compromiso con las metas establecidas.