Cuenta la historia que este ingeniero que vivía en Cosa Rica y que viajaba mucho a Colombia, era un apasionado por el fenómeno OVNI y en una de sus reuniones en Caracas, Venezuela, una mujer realizó una extraña predicción donde él era el protagonista.
La visión de aquel entonces, indicaba que Castillo debía estar en la laguna de Guatavita en Cundinamarca, el 3 de noviembre a las 7 de la noche para recibir una revelación vinculada con su pasión por el mundo OVNI.
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Castillo hizo caso a la mujer, sin embargo, al ver que no pasaba nada en aquel lugar decidió marcharse, y justo allí aparecieron dos esferas de luz, dos naves de gran tamaño de donde descendieron dos sujetos, uno de los cuales él ya conocía, y el cual le confesó ser habitante de otro mundo y que sus incursiones entre los humanos eran mucho más comunes de lo que él podría imaginar.