En las montañas de Anorí, nordeste antioqueño, un grupo de 22 excombatientes de las Farc encontraron en la apicultura otra manera de mantenerse en la compleja tarea que han enfrentado tras dejar las armas: obtener sus propios recursos y reintegrarse a la sociedad.
En los últimos días lograron la primera producción de “Miel de la Montaña. Voluntad de Paz”, una miel elaborada en los dos apiarios que tienen en un predio de dos hectáreas arrendado con sus propios recursos.
Andrés Zuluaga, más conocido como ‘Martín Batalla’, es el gerente de la cooperativa de reincorporación del ETCR La Plancha, “Jhon Bautista Peña”, ubicado a 40 minutos en carro del casco urbano de Anorí. Él cuenta que la idea de apostarle a la miel surge por la conservación de los bosques y los nacimientos de agua y, a su vez, se pueden generar recursos para el sustento diario.
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“Se trata de una iniciativa muy innovadora en el proceso de reincorporación, que va más allá de la ganadería o el café y conjuga varios objetivos como en la conservación del medio ambiente, la biodiversidad y la naturaleza”, señala.
Y es que no ha sido un proceso fácil. Los problemas en la implementación del acuerdo de paz, que se viven en todo el país, sumados a que en la firma no se contempló disponibilidad de tierra para el desarrollo de los proyectos productivos, genera retrasos en cada iniciativa.
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“Sin embargo, hay mucho apoyo desde diferentes sectores de la sociedad, que se enteran de lo que estamos y nos brindan un respaldo con capacitación, por ejemplo, del Sena y otras instituciones de cooperación internacional y la entrega de los apiarios por parte de Paso Colombia”, agrega Zuluaga.
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Pero la excelente acogida que tuvo esta primera producción de al menos 50 kilos hace que el impulso se mantenga y, según Zuluaga, es un voto de confianza y respaldo a quienes dejaron las armas.
“Anunciamos en la página de Facebook la primera producción cerca de las 8:00 de la mañana y en la tarde ya teníamos vendido o comprometido todo: nos pidieron desde muchas partes, incluso gente que compró varias unidades para vender luego en sus negocios. Ya estamos en un plan de crecimiento de los apiarios para que en la próxima semana tener otra producción”, cuenta Zuluaga.
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Ahora, además de trabajar en un nuevo lote de miel, las tareas de estos excombatientes se centran en abrir su punto de venta fijo en Medellín, y comercializar también los otros productos que han fabricado; no obstante, asevera Andrés Zuluaga, es urgente proteger la vida de quienes dejaron las armas.
“Estos proyectos pueden crecer y ser exitosos, pero de nada sirve si siguen matando a los excombatientes tal y como ha pasado desde la firma del acuerdo, así no hay proyecto que se mantenga o funcione”, puntualiza Zuluaga.