El magnate tecnológico Elon Musk se vio envuelto en controversia tras un gesto durante un discurso en el Capital One Arena de Washington, donde agradeció a los seguidores del presidente Donald Trump por su apoyo. Al golpearse el pecho con la mano derecha y luego extenderla hacia el público, algunos críticos interpretaron el gesto como un saludo nazi.
Claire Aubin, historiadora especializada en el nazismo, comentó en redes sociales que el gesto de Musk fue equiparable al "sieg heil", el saludo nazi. Esta interpretación desató una serie de reacciones tanto de apoyo como de crítica hacia el empresario, quien también enfrentó acusaciones de utilizar el sarcasmo y el humor en sus intervenciones públicas.
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En respuesta a las acusaciones, Musk utilizó su plataforma en redes sociales para defenderse, argumentando que sus detractores necesitan "mejores trucos sucios" y calificando el recurrente ataque de "todos son Hitler" como desgastado. La Liga Antidifamación (ADL), conocida por combatir el antisemitismo, emitió un comunicado apoyando a Musk al considerar que el gesto fue simplemente un momento de entusiasmo malinterpretado, no un saludo nazi deliberado.
Figuras públicas como la congresista Alexandria Ocasio-Cortez también se pronunciaron al respecto, generando un intenso debate en redes sociales sobre la intención detrás del controvertido gesto. Historiadores y comentaristas ofrecieron diferentes perspectivas, algunos rechazando la comparación con el nazismo y otros argumentando sobre la peculiaridad social de Musk.
El episodio ha destacado las tensiones y sensibilidades en torno a las interpretaciones públicas de gestos y declaraciones, reflejando el impacto que las acciones de figuras prominentes como Musk pueden tener en el discurso político y social contemporáneo.
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