Un error de cálculo en el calendario hizo que los occidentales tuvieran que “dormir” por 10 días para despertar el 15 de octubre
Antes del 5 de octubre de 1582, las personas se regían por el calendario juliano, implementado por Julio César, un gobernante romano en el año 46 a.C.
En el almanaque los años contaban con 12 meses de 365 días y seis horas, en el que se incluía un año bisiesto cada cuatro años
El sistema funcionó por mucho tiempo sin inconvenientes, pero al llegar al siglo XVI, los católicos encontraron un desfase de 10 días entre las fiestas religiosas, como la Semana Santa y las estaciones de la Tierra
De esta forma, por cada año que pasaba las fechas se atrasaban 11 minutos y 15 segundos. Ante los cambios notorios las celebraciones católicas, en 1572, el papa Gregorio XIII decidió solucionar el inconveniente
Así, tomó las recomendaciones del astrónomo Luigi Lilio para crear el nuevo calendario gregoriano, que hoy en día se sigue usando y cuenta con 365 días, 5 horas, 48 minutos y 45 segundos
Esto significa que el margen de error se redujo y ahora solo se atrasa 30 segundos por año, es decir, un día por cada 3.300 años
El cambio quedó estipulado en la Bula Papal Inter Gravissimas, emitida el 24 de febrero de 1582, en la que se especifica que los años se organizan con base en el equinoccio de primavera, principal referente de la Pascua
Por esa razón, se hizo el ajuste y se ordenó que se saltara del jueves 4 de octubre, al viernes 15 de octubre. Eso significa que las personas que murieron el 4, fueron enterradas al día siguiente, es decir, el 15
Inicialmente, la medida solo se aplicó en Italia, Portugal y España, donde la influencia católica es más fuerte. Años más tarde, se implementó en Japón, China y Grecia
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