Mientras se define qué va a pasar con la construcción de los megacolegios en el país, cientos de trabajadores de obra o vigilantes que todavía cuidan los lotes donde se suponía iban a quedar los colegios, no saben cuál será su futuro y peor, en algunos casos llevan meses sin recibir su pago o tener cobertura social.
Detrás de las obras sin concluir, del material regado y oxidado en los lotes abandonados, está el drama de los trabajadores. A ellos, la firma que iba a construir los megacolegios, Mota Engil, también les quedó mal.
Ancizar Aguirre es vigilante del lote destinado para la construcción del megacolegio en Caldas, Antioquia, en el sur del Valle de Aburrá. Fue contratado para cuidar el espacio y los materiales de obra, pero asegura que hace 7 meses no le pagan su salario.
“Llevo año y medio trabajando en esta obra como celador. Desde febrero no me pagan ni el salario ni la seguridad social y me ha afectado tanto que me resultó otro empleo y me rechazaron porque no me pudieron ingresar a la seguridad social, porque sigo afiliado a esta empresa que ni me saca, ni me paga ni nada”, dice el vigilante que sigue llegando a la obra así hace semanas no llegue nadie al, lugar.
Vigilantes, obreros y hasta ingenieros esperan que se resuelva el futuro de los megacolegios, pero también el futuro de sus contratos. Ellos mismos están en proceso de consolidar la cifra de cuántos empleados están perjudicados por el proceso alrededor de las aulas que iban a garantizar la jornada única para estudiantes en todo el país.
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