Los hermanos María Inés, Mónica, Fernando y Martha Llano hablaron sobre el caso de abuso del que fueron víctimas por parte del padre Darío Chavarriaga. En esta desgarradora narración, los hermanos Llano contaron en El Radar, con Ricardo Ospina, los horrores de haber sido víctimas de abuso sexual durante su infancia.
Este caso emblemático pone en evidencia no solo la lucha personal de estos hermanos, sino también la falta de acción de la Iglesia y la sociedad ante estos crímenes. A través de sus voces, se escucha el dolor de años de silencio y miedo, así como el momento crucial en que decidieron romper la cadena del silencio y buscar justicia.
"No más silencio", es el clamor de estos valientes, quienes ahora buscan no solo reconocimiento de su sufrimiento, sino que esta historia sirva de base para que otros se atrevan a hablar.
“Las siete hermanas fueron víctimas del padre Chavarriaga. Fui el primero, por lo menos de lo que vine a saber en el 2014, pasé 38 años de mi vida con ese secreto con ese silencio y en ese año me entero de que no fui el único, que había tres más y posteriormente me entero que fueron todas”, dijo Luis Fernando Llano, víctima de abuso sexual del padre Darío Chavarriaga en la década del 70.
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Con este testimonio se busca visibilizar el abuso en la Iglesia y crear conciencia sobre la necesidad de garantizar la protección de los menores y asegurar que la justicia actúe de manera efectiva en casos tan graves. Asimismo, el llamado a la comunidad es claro: es fundamental que no se permita la revictimización y que se trabaje en la concientización sobre el abuso.
Por su parte, María Inés Llano también contó su desgarrador testimonio “Tenía seis años, no era consciente que varios tocamientos y que esos tocamientos, más allá de esas expresiones de cariño, fueran un abuso. Ni siquiera en las redes sociales estaban vigentes. Nosotros no fuimos educados en educación sexual para ser conscientes de que eso pudiera llegar a ser un abuso. Él nos llegaba con regalos, con comida y nos enseñaba juegos y así mecanizó esos abusos contra nosotros”.
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A lo largo del relato, los Llano no solo narran su dolor, sino que también critican la indiferencia de las instituciones eclesiásticas, que, tras conocer las denuncias, no tomaron las acciones adecuadas para proteger a otras potenciales víctimas.
Finalmente, Mónica Llano, visiblemente afectada, señaló el horror que padeció guardando silencio por tantos años “El padre Darío tuvo mucho amor de nosotros. En nuestra inocencia nos sentábamos en las piernas, nos rodeábamos con sus brazos; nos peleábamos incluso estar ahí sentadas. Él frecuentaba mucho la casa y de niño con esa inocencia nos compraba con dulces y chocolates. Es muy triste estar contando esto, pero lo hago para que más niños no caigan en esto y los que ya cayeron, que lo hablen, que lo publiquen, que no tengan miedo, se sean valientes como nosotros. Me enteré después cuando mi hermana Cristina me pregunta ¿Él abusó de usted? y le respondí que él me acariciaba las partes íntimas y ya, lo negué y lo callé, yo no sabía, en mi inocencia, que eso era un abuso. Eso era algo que no me dejaba vivir”.
"El silencio agravia a los que no tienen voz", afirmaron con convicción los hermanos Llano. Este testimonio no solo es un grito de dolor, sino un llamado a la acción para la sociedad en su conjunto.
Escuche la entrevista completa a los hermanos Llano:
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