El tema de los vientres de alquiler y la maternidad subrogada volvió al centro de la discusión esta semana por cuenta del nacimiento del hijo de James Rodríguez.
En el Congreso cursa un proyecto para prohibir esta práctica y una de sus ponentes es la senadora María del Rosario Guerra, quien insiste en la necesidad de que haya una reglamentación al respecto.
“Muchos países prohíben la maternidad subrogada. El proyecto que radicamos es que se prohíba con fines lucrativos, que no se permita la comercialización del vientre y de los bebés”, explicó.
“El proyecto tiene tinte humano, de defensa de los derechos. En India estaba permitido abiertamente y se reversó su regulación porque se dieron cuenta de que se volvió un mercado haciendo uso de la vulnerabilidad económica de las mujeres (…) se defienden principios fundamentales de dignidad humana tanto para la mujer que no se vea como mercancía y para los bebés”, agregó.
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El abogado Diego Felipe Otero, consultor en política pública y violencias de género, va mucho más allá y sostiene que la prohibición debe ser bajo cualquier escenario.
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“Estamos frente a casos donde se puede hablar penalmente de trata de personas, tráfico de menores, no solo la compra sino la entrega de niños; se requiere de análisis de argumentos jurídicos. Nadie habla sobre los efectos en la salud de las mujeres, la depresión posparto, los problemas que se pueden generar por el bajo peso al nacer etc. y cómo se puede disuadir sobre su cuerpo y ese niño para no generar vínculo sobre bebé que va a nacer”, argumentó Otero.
En esa misma vía, la abogada española Nuria González, autora del libro Vientres de alquiler, asegura que este fenómeno se configura como una violación de derecho trasnacional y que la protección de los menores prima sobre el deseo de las parejas de ser padres.
“Debería estar prohibido en el mundo entero, hay parejas ricas que viajan a comerciar una ilegalidad, utilizan a mujeres y pretenden equiparar sus deseos de ser padres a un derecho que no existe en ningún caso. Los derechos son los de los niños y la madre es la que pare (…) no existe el derecho a ser padre porque el Estado no lo puede garantizar”, subrayó.
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“No es mi hijo, pero tengo que cuidarlo mucho mejor”
Una mujer que ha alquilado su vientre en dos ocasiones dio su testimonio y contó cómo ha manejado la situación.
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“Es un poco complicado porque somos humanos, pero desde el inicio uno tiene que estar muy mentalizado hacia dónde va, qué está haciendo y decir: ‘no es mi hijo, pero tengo que cuidarlo mucho mejor’”, dijo la mujer.
Milena*, quien tiene cinco hijos, dijo que una de las razones fuertes para aceptar ser madre subrogada es haberse quedado desempleada y ayudar a las parejas que hacen hasta lo imposible para tener una familia.
“No es fácil ni para ellos ni para mí, es un proceso largo (…) hay dinero de por medio, pero hay emociones, la pareja, mi cuerpo, mi familia y es muy difícil monetizar esto”, expresó.
Escuche el debate completo:
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