En 1990 ocurrió un hecho casi milagroso durante un accidente de un vuelo que despegó desde el aeropuerto inglés de Birmingham hacia Málaga, España.
Según narró el medio La Nación , mientras sobrevolaban el condado de Oxfordshire, dos de las seis ventanas de la cabina del avión se rompieron y por eso el piloto Tim Lancaster fue succionado en pleno vuelo.
El medio también describió que durante estos atemorizantes momentos, iban a más de 7.000 metros de altura y 650 kilómetros por hora. Lancaster tenía abrochado el cinturón de seguridad, pero fue absorbido por una de las ventanas.
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La azafata Nigel Ogden también se vio sorprendida y afectada por este accidente, pues cayó al suelo tras ser golpeada por una puerta que también se desprendió a causa de la despresurización.
Mientras el piloto colgaba de la cabina, el copiloto Alistair Atchinson se hizo cargo del avión y tomó los controles para emitir la alerta de lo que estaba sucediendo.
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"¡Auxilio!", gritó mientras planeaba hacer el aterrizaje de emergencia, según informó La Nación.
Atchinson logró aterrizar en el aeropuerto de Southampton, donde toda la tripulación fue recibida y atendida por los servicios de emergencia.
El piloto que salió expulsado por la ventana logró sobrevivir y contar su experiencia en este documental. La recreación de lo sucedido se emitió en National Geographic en 2005.
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