Semana de Antonio Caballero.
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En la columna, el periodista hace un símil entre el comportamiento del uribista Fernando Londoño Hoyos y el jefe de la guerrilla de las Farc, alias ‘Timochenko’.
Según Zuluaga, la comparación “fuera de falsa, es fiel reflejo de un espíritu antidemocrático”.
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Por su parte, el senador Uribe dijo que Caballero “no puede comparar el fuego de las fuerzas armadas con el fuego del grupo terrorista”.
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Esta es la carta que envió el director del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga:
“Señor
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ANTONIO CABALLERO
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Revista Semana
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Ciudad
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Señor Caballero:
Registro con indignación su columna publicada en la edición pasada de la Revista Semana, donde esboza una atrevida y debilísima comparación entre el doctor Fernando Londoño Hoyos y el terrorista “Timochenko” de las Farc. Trazar un símil entre un contradictor político que vive y actúa en democracia y por medios pacíficos—la palabra y la pluma—con alguien que ha hecho de su vida un modelo del delito, la atrocidad y el repudio a los valores democráticos, es un atrevimiento mayúsculo. Pero hacerlo con tan pobres argumentos es ya una demostración de pobreza analítica.
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Mientras usted recabó minúsculas coincidencias de nula importancia—origen geográfico común, apellido de idéntica grafía pero diferente ascendencia—, permítame señalarle los obvios abismos que separan a estas dos personas. El doctor Londoño es una verdadera víctima del terrorismo, sobreviviente milagroso de un ataque desmedido de las Farc. “Timochenko” es un victimario de oficio, del mismo grupo que decidió que acabar con la vida de Londoño era más fácil que responder a sus argumentos. Londoño, cuya visión política ha sido siempre de temple conservador, ha hecho valer sus tesis con vehemencia, sí, pero siempre de manera civilizada y en los escenarios que para eso existen en una sana democracia: la prensa, la radio, el parlamento. “Timochenko” sólo escribe o vocifera para justificar la atrocidad continuada de las Farc. Nada importa para él más allá de la perpetuación del negocio criminal y el poderío armado de sus secuaces.
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Fuera de falsa, su forzada comparación es fiel reflejo de un espíritu antidemocrático. Quien cree que la defensa vigorosa de unas ideas es más o menos lo mismo que el matar indiscriminadamente con excusas espurias, no puede decirse demócrata. Y menos cuando el paralelo tiene el ánimo de injuriar a un contradictor político.
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Por último, permítame asegurarle que a mí, como al doctor Londoño, jamás se nos ocurrirá compararlo a usted con un criminal, por grande que sea el abismo que nos separe.
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Atentamente,
Óscar Iván Zuluaga
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Director General
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Centro Democrático”.
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