Para los estoicos, el universo entero es una estructura racional y comprensible, incluso cuando no se puede visualizar y entender dicha estructura. Según su doctrina, las personas tienen que ser disciplinadas, autocontroladas y tolerantes, empleando para ello el coraje y la razón.
La filosofía que ha tomado gran auge en los últimos años plantea que a través de este camino (el único camino que lleva a una verdadera felicidad), se puede alcanzar una vida armónica y virtuosa.
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¿Qué significa hoy ser estoico?
En la actualidad, ser estoico es sinónimo de ser “calmo” y “tener la cabeza fría”, es decir, ejercer una actitud de autocontrol y resistencia a las pasiones humanas. Cuando decimos que alguien se tomó una mala noticia “con estoicismo”, queremos decir que reaccionó con entereza, sin entregarse al dolor. Lo mismo puede aplicarse a situaciones de alegría, de tensión o cualquier otra emoción humana.
¿De dónde viene el Estoicismo?
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El estoicismo fue fundado en Atenas durante el siglo III a. C. por Zenón de Citio (336-264 a. C.), filósofo de origen fenicio. Entre sus seguidores más famosos están Cleantes de Aso (330 a 300-232 a. C.), sucesor de Zenón, y Crisipo de Solos (281-208 a. C.), discípulo de Cleantes e importante figura de la escuela estoica.
Por otra parte, los estoicos están en sintonía con el mantra del memento mori: todo debe morir y todo debe pasar. Tus amigos podrían abandonarte; tus hijos podrían verse afectados por alguna terrible enfermedad; tu cónyuge podría morir mañana. Si reconocemos estos hechos, podría ser una buena opción prepararse para ellos y así mitigar o prevenir el golpe psicológico de la pérdida.
Es claro que el estoicismo se ha convertido en una opción popular en esta época debido al ritmo de vida actual, derivado del estrés y el afán por ganar éxito y reconocimiento. En tiempos como estos, la filosofía que nos enseña a mantener el control y trascender los sentimientos negativos parece ser una buena opción para llevar la vida, pero ¿es realmente la correcta?