No es una pastilla, ni la nueva droga de moda, son las notificaciones que a diario recibimos en nuestras redes sociales , Instagram y TikTok son las que más nos apresuramos a revisar.
Es un punto rojo y tiene un número y se convierte en una dosis placer y felicidad que nos deja ansiosos por saber más.
¿Quién reaccionó a nuestra storie? ¿Al fin la vió esa persona para quien la publique? ¿Quién le dio me gusta?.
No hay que mentirnos, cuando recibimos una notificación, un mensaje, un me gusta, experimentamos una sensación de placer y recompensa, rápido y a corto.
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Esta sensación se conoce como como un “golpe de dopamina”, un químico producido por nuestro cerebro que tiene un efecto motivador, lo mismo que sentimos cuando comemos algo delicioso, tenemos sexo o hacemos ejercicio.
Pero en el caso de las redes sociales esa sensación de bienestar puede terminar en algo peor, casi aterrador y que millones de personas viven en el mundo con más frecuencia, el ciberacoso.
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Desde las burlas por el físico, la discriminación, comentarios misóginos, fotos y videos sexuales no solicitados, hasta amenazas de brutales ataques y de muerte, es lo que puede desencadenar un simple posteo.
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