La Candelaria es un atractivo turístico que cuenta una historia en cada una de sus edificaciones, las cuales llaman la atención de cientos de transeúntes que recorren sus calles por su riqueza cultural
No solo sus colores y arquitectura atrapan a los peatones, sino que los nombres peculiares de las calles llaman la atención de quienes deciden visitar el lugar
El 10 de noviembre de 1774, el virrey Manuel Guirior decidió organizar las calles de ciudad, por lo que pidió ayuda a los alcaldes locales para nombrar y enumerar cada una de las casa y calles de Santa Fe
Para ese entonces, la influencia religiosa estaba muy marcada entre los habitantes, así que los primero nombres que se asignaron estaban relacionados a los Santos y las 16.233 personas que vivían en la ciudad
También, se le rindió tributo a la época de los conquistadores con nombres como, la Calle de la Conquista, de Quesada, de Borjas y de Galeano, según cuenta la página oficial de Bogotá
Los mitos, las leyendas y los sentimientos generaron impacto en las personas encargadas de nombrar las calles y quedaron plasmados en nombres como: Pecado Mortal, del Panteón, de la Alegría, de los Dolores, de la Esperanza, de la Agonía, entre otros
En total, fueron 200 calles asignadas con estos nombres tan peculiares, pero luego de un incendio en de los archivos municipales en las antiguas galerías se borró la huella de casi todo y hoy en día muy pocas conservan su denominación original
Era una calle poco habitada en la que se veía pocos transeúntes
Tuvo el primer colegio de mujeres de la época
Los peatones que transitaban por esa calle y subían hacia la calle décima llegaban sin aire, por eso, le asignaron ese peculiar nombre
Su nombre se le asignó gracias a un viejo que recorría las calles a altas horas de la noche pidiendo limosna a todos aquellos que estaban en pecado
Este se le dio por la cercanía de los riachuelos, los cuales albergaban serpientes y terminaban dentro de las casas
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