Los consejos , según las circunstancias, son determinantes para el rumbo de una decisión. Le ayudan a la persona a tener una mejor perspectiva de la situación y de las soluciones o precauciones que debería tomar, por esto son de gran importancia recibir y dar consejos. Para profundizar sobre este tema, en En Blu Jeans, estuvo el investigador y autor del libro Razonamórate Sergio Molina.
En este fenómeno de buscar un consejo y ser aconsejado. Tenemos dos partes que interactúan: el consejero con su sabiduría o con su antecedente, o con su experiencia, la persona adulta; y, está también el aconsejado, el que busca que lo aconseje, que puede ser más advenedizo, tener la duda o saber el costo de las consecuencias
Molina destacó la relevancia de esta dinámica como un consenso o promedio de todos los consejos que se recibieron para anticiparse en las decisiones y ser asertivo en las decisiones que se toman y que “algunos beben de tantas fuentes, van donde tantos consejeros y a lo último terminan casi que promediando, haciendo un prorrateo de las opiniones, tratando de buscar un mínimo común que les permita tener feliz a todos”.
También resaltó que uno de los posibles motivos de este consenso de consejos es que la persona quiera validar sus propias decisiones o que si algo sale mal, compartir la culpa o las consecuencias con alguien más.
“Hice lo que tú me dijiste. Luego se salió de mi responsabilidad. Si esto no salió bien es porque se salió de mi responsabilidad. Y tú también tienes un poquito de esa responsabilidad. Luego también se difiere de alguna manera esa responsabilidad cuando cuando buscamos consejo es un acto que debe ser consciente”, indicó.
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Lo que se esconde detrás de un consejo
Molina comentó cómo reconocer si se es un buen consejero, cómo las personas interpretan y utilizan los consejos de diferentes maneras, por ejemplo que algunos pueden ocultar consejos fallidos por vergüenza, pero que estos deben verse como oportunidades de aprendizaje.
Es la persona que da el Consejo, se jacta, pero se jacta para bien (...) De ser un consejo fallido, pues no sé si todos tendremos la capacidad como para llamar a cuentas al otro y decirle ahí fallamos o ahí fallé
Por último, destacó la humildad al momento de reconocer que un consejo salió mal, teniendo en cuenta las circunstancias o la información que se tuvo en el momento de tomar la decisión y de dar el consejo.
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“Pero normalmente está la humildad de los dos, de quien aconseja y de quienes a aconsejado inicialmente llega a decir: no lo sé todo, ayúdame. Y el otro que le dice tampoco me lo he sabido todo”, dijo.