Esta semana terminó con la triste noticia de la partida del colombiano más universal en el ámbito del arte, el maestro Fernando Botero, quien falleció a los 91 años en su casa en Mónaco. A pesar de sus quebrantos de salud, su legado artístico, filantrópico y humano permanecerá para siempre en los corazones de sus seguidores y en el mundo. En Sala de Prensa se recordó una memorable entrevista con el maestro.
En el 2012, en homenaje a su octogésimo cumpleaños,Noticias Caracol tuvo el privilegio de conversar con él sobre su vida y lo que representaba la muerte. Se recordó en esta conversación con la periodista Margarita Rojas.
Debido a la suerte de disfrutar 76 años de trabajo sin tregua, Fernando Botero cosechó con creces los frutos de su talento, disciplina y obstinación. El maestro se sentía querido por los colombianos y expresaba su emoción al percibir el aprecio de la gente en la calle. Sentía gratitud al ver la transformación urbana de Medellín y valoraba enormemente sus donaciones tanto en esa ciudad como en Bogotá. Las donaciones no solo cambiaron las ciudades, sino también la vida de sus habitantes.
Botero, reconocido por sus obras monumentales y su estilo único, compartía que había encontrado una pasión temprana por los toros y la pintura. Inicialmente, soñaba con ser torero, pero su destino le llevó a inmortalizar los toros con pincel y colores. Pasaron 20 años antes de alcanzar un reconocimiento significativo en su carrera artística, que despegó cuando se trasladó a Nueva York en 1960. Su estilo, marcado por la exaltación del volumen y la sensualidad de la redondez, cautivó al mundo del arte.
A lo largo de los años, Botero nunca consideró dejar de pintar, temiendo más la posibilidad de no poder hacerlo debido a una enfermedad. Para él, la vida sin pintar sería inconcebible. Sus últimos años estuvieron marcados por la pérdida de su amada esposa, Sofía. A pesar de este golpe, mantuvo su dedicación y pasión por la creación artística hasta el final de sus días.
Botero comentó que en su juventud, tuvo anhelos de ser torero, optando por un destino que lo llevaría a inmortalizar su arte con pincel y colores en lugar de en la arena.
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Su transición de aspirante a torero a renombrado artista fue un cambio radical que lo alejó de los ruedos y lo llevó a un mundo donde podía expresar su creatividad y pasión de una manera completamente diferente. Aunque pudo haberse enojado en ese momento, esta elección lo llevó a descubrir una profunda conexión entre su amor por los toros y su amor por la pintura.
Recordaba sus primeros intentos en la "escuela de tauromaquia", donde inicialmente buscó dominar las habilidades necesarias para ser un torero. Sin embargo, descubrió que su verdadero talento residía en inmortalizar la fuerza y la majestuosidad de estos animales con su arte. A lo largo de su vida, presenció innumerables corridas, conoció a muchos toreros y pintó más de 100 cuadros y 100 dibujos inspirados en su pasión por los toros y la pintura.
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Además, para conocer más del artista paisa se habló con Juan Camilo Montaña, director de Botero en China, quien fue parte fundamental en la realización de tres exposiciones del maestro en el gigante asiático.
Juan Camilo Montaña nos compartió cómo conoció y comenzó a trabajar con el maestro Botero, y detalló la increíble acogida que tuvo la obra del maestro en China. "Botero, a pesar de su éxito, era una persona sencilla, amable y generosa. Siempre estuvo interesado en la actualidad, especialmente en la política, y mantenía una estrecha conexión con Colombia a través de los medios de comunicación",
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En China, su arte causaba un impacto profundo y generaba humor y amor en las personas que lo contemplaban. La exageración de las formas y el volumen en sus obras, inspirada en el arte renacentista, lo convirtió en un nombre relevante en el circuito artístico chino y mundial.
La pérdida de su esposa, Sofía, fue un golpe devastador para Botero, y en los últimos meses de su vida, se le notaba afectado. Sin embargo, siguió siendo la persona dedicada y apasionada por el arte que siempre había sido. Su legado perdura y seguirá inspirando a generaciones futuras, trascendiendo fronteras y consolidándolo como uno de los grandes maestros del arte universal.*
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Con la partida de Fernando Botero, el arte y la cultura han perdido a uno de sus más grandes exponentes. Su legado, tanto en Colombia como en el mundo, será recordado y celebrado por siempre. Sus obras seguirán inspirando y maravillando a generaciones venideras, y su huella perdurará en la historia del arte. Que descanse en paz, maestro Botero.
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