El cáncer de mama triple negativo se considera una forma agresiva debido a su rápido desarrollo y la dificultad para tratarlo. Sin embargo, una vacuna experimental, aún en la fase inicial de ensayos clínicos, ha mostrado resultados prometedores en la prevención de la recurrencia de este tipo de tumores.
El ensayo clínico de fase 1 incluyó a 18 pacientes con cáncer de mama triple negativo no metastásico. De estas, 14 mostraron una respuesta inmunitaria favorable a la vacuna, y, tres años después, 16 seguían libres de cáncer, según un estudio publicado en Genome Medicine.
Desarrollada por la Universidad de Washington en San Luis, la vacuna es personalizada para cada paciente, con el fin de identificar mutaciones clave en su tumor específico y entrenar a las células inmunitarias para reconocer y atacar cualquier célula portadora de esas mutaciones.
El autor principal de la investigación, William Gillanders, expresó que los resultados fueron "mejores de lo esperado".
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Cada paciente recibió el tratamiento estándar para el cáncer junto con tres dosis de la vacuna. El estudio concluyó que el medicamento fue bien tolerado (un objetivo fundamental en los ensayos de fase 1) y estimuló el sistema inmunológico.
Aunque el ensayo no incluyó un grupo de control para evaluar directamente la eficacia, se compararon datos históricos de pacientes con cáncer de mama triple negativo que solo recibieron tratamiento estándar, entre las cuales, en promedio, cerca de la mitad seguía libre de cáncer tres años después.
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Si bien "comparar los resultados con datos históricos no es una comparación perfecta", ya se están llevando a cabo ensayos controlados aleatorios que permitirán comparar directamente el estándar de atención junto con la vacuna, frente al tratamiento solo estándar.
"Nos entusiasma lo que hemos observado en estos pacientes hasta ahora", agregó Gillanders, citado por la Universidad de Washington.
Actualmente, el cáncer de mama triple negativo carece de terapias dirigidas y se trata con métodos tradicionales como cirugía, quimioterapia y radioterapia.
El ensayo incluyó a mujeres con este tipo de cáncer que mostraban rastros de tumor tras una primera ronda de quimioterapia, de las cuales seis eran afroamericanas, ya que, por razones aún en estudio, este tipo de cáncer es más frecuente en esta población.
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Tras la extirpación quirúrgica, el equipo analizó el tejido tumoral y lo comparó con el tejido sano de cada paciente, con el fin de identificar mutaciones genéticas únicas en las células cancerosas que afectan solo las proteínas del tumor, lo que permite entrenar al sistema inmunitario para atacar exclusivamente esas proteínas alteradas.
Utilizando un programa informático propio, los investigadores seleccionaron proteínas alteradas, llamadas neoantígenos, producidas por los tumores de las pacientes, que se identificaron como las más susceptibles de desencadenar una fuerte respuesta inmunitaria.
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En promedio, la vacuna de cada paciente contenía 11 neoantígenos (con un rango de entre 4 y 20) específicos para su tumor.
El equipo se mostró "entusiasmado con el potencial de estas vacunas neoantígenas" y espera "poder llevar cada vez más esta tecnología de vacunas a las pacientes y mejorar los resultados", concluyó Gillanders.