El anuncio de la Superintendencia de Salud de liquidar la EPS Coomeva le cayó como baldado de agua fría a María Ramírez. Su hija tiene un trasplante de corazón hace 12 años y gracias a tutelas había logrado su atención.
"Tengo un control y un seguimiento dos veces al año en Medellín en la Cardio Vid, con un comité médico porque lógicamente es un trasplante de corazón y hay que hacerle el seguimiento y unos medicamentos que hay que cumplir con ellos. Entonces sí me preocupa mucho esta situación", señaló.
Caso contrario, el de Adán Bernal, un paciente de cáncer, que decidió cambiar de EPS hace un mes. Después de tres años de lucha legal contra Coomeva, tutela en mano, con la Defensoría del Pueblo, prefirió cambiar: "Porque en Coomeva nunca logré lo que yo quería, que era que me dieran la sanidad divina o que me dieran una atención preferencial", manifestó.
Dairo González, un habitante de Armenia, también se cambió de EPS al ver las dificultades con Coomeva.
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"Un médico de allá me operó y me fregó una pierna. Me tocó el nervio femoral y la pierna me quedó fregada", recordó Dairo.
Ahora, los pacientes de Coomeva esperan que el cambio de EPS sea lo menos traumático posible para continuar amparados por un servicio de salud que salvaguarde sus derechos.
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