El vocero sindical de taxistas Eduardo Hernández, de 38 años, y su madre Juana María Araque, de 60 años, murieron por COVID-19 este viernes en clínicas distintas de Barranquilla y con solo unas horas de diferencia.
El taxista, quien estuvo 15 días en la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital CARI, el pasado 29 de julio denunció a través de redes sociales que no fue atendido de forma oportuna en varios centros asistenciales y que fue enviado a su casa.
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“Fui a clínicas que considero las mejores en temas de respiración porque no podía, no encontraba forma de respirar, pero vamos a ver que encuentro con que esas clínicas se sellaron. Cerraron sus puertas a las clases medias y bajas”, dijo Eduardo Hernández en un video.
Gustavo Hernández, hijo y hermano de las víctimas, aseguró que a sus seres queridos los dejaron morir.
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“Me dejaron morir a mis dos pacientes, no le encuentro otra explicación. Eran dos personas que estaban buscando mejoría”, lamentó Gustavo.
Tras la muerte del líder de taxistas, conductores de este servicio público hicieron una caravana que salió del hospital Cari hasta el Cementerio Universal para darle el último adiós a su compañero.
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