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Qué significa que una persona hable sola; psicólogos lo explican

Expresarnos en voz alta mientras estamos solos es un hábito mucho más frecuente de lo que imaginamos. ¿Es bueno o malo?

Persona en el psicólogo
Persona en el psicólogo
Foto: Pexels

Hablar en voz alta cuando estamos solos es una práctica más común de lo que pensamos. Este acto, que muchos podrían considerar extraño, tiene raíces profundas en el funcionamiento de la mente.

Según la psicología, es una herramienta cognitiva muy valiosa. Aunque pueda parecer un hábito curioso, su impacto positivo en la organización mental, la memoria y el manejo emocional es significativo.

¿Por qué las personas hablan solas y qué significa?


La mente está constantemente llena de pensamientos y reflexiones, un flujo de información almacenada internamente, produce algo llamado el diálogo interno. Según Hélène Loevenbruck, investigadora de la Universidad de Grenoble, este diálogo no solo es esencial para la autoconciencia, sino que, al expresarlo en voz alta, se activan múltiples sentidos, lo que potencia nuestra comprensión y toma de decisiones.

Hablar en voz alta convierte ideas abstractas en palabras concretas, facilitando la organización mental y la concentración, especialmente en momentos de estrés o durante tareas complejas. Este hábito también refuerza la memoria al añadir un componente auditivo al pensamiento, lo que ayuda a retener información más fácilmente.

Además, verbalizar las emociones puede ser clave para manejarlas de manera saludable. Poner en palabras lo que sentimos, permite procesar, validar y regular las reacciones emocionales, evitando que la ansiedad o el estrés nos dominen. También sirve como un recurso motivacional: frases como “puedo lograrlo” o “todo va a estar bien” son ejemplos de cómo este acto nos ayuda a mantenernos enfocados y seguros.

Sin embargo, como todo, el diálogo en voz alta tiene límites. Cuando este hábito se torna excesivo o negativo, puede llevarnos a la rumiación mental, es decir, pensar de forma repetitiva y obsesiva sobre preocupaciones, problemas o experiencias pasadas, que aumenta el estrés y la ansiedad.

Loevenbruck advierte que, aunque esta herramienta es poderosa, es fundamental aprender a usarla conscientemente y detenerla si se convierte en un factor de malestar.

En esos casos, es recomendable cambiar de actividad, salir a caminar o practicar algún ejercicio que redireccione la atención hacia estímulos positivos. Así, este hábito puede mantenerse dentro de los límites saludables y seguir siendo una herramienta para el bienestar emocional.

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Hablar solo en voz alta no es un signo de excentricidad, sino una práctica útil para conocernos mejor, organizarnos y gestionar las emociones.

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