Un emotivo relato compartido por la doctora Stella Navarro en sus redes sociales, quien trabaja atendiendo enfermos de COVID-19, se ha convertido en un símbolo sobre la dureza y real gravedad que supone la pandemia del coronavirus.
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En él, la doctora narra, como si fuera un cuento en primera persona, el proceso de intubar a un paciente que le ruega que no lo deje morir.
- “Te vamos a dormir ya. Te vamos a intubar. No te está entrando suficiente oxígeno”
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- “¿Me voy a morir? No me dejen morir”
- “Te voy a dormir, te doy a intubar y te voy a conectar a una máquina para que te ayude a respira”
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- “¿Eso duele?”
- “Sí. Sí duele. Pero estarás dormido. Para que lo puedas soportar”
- “¿Y si no me intuba?”
- “No creo que aguantes”
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- “¿Me estoy muriendo?
“Tragar en seco. Nunca ha sido fácil responder esa pregunta”
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https://twitter.com/stella_navarro/status/1292946212962926594
Así arranca el relato de la doctora Navarro, quien va narrando esa conversación, en medio del agite y la urgencia para intubar al paciente en estado crítico, quien le pide primero que no lo intube, que no aguanta más, pero que no quiere morir ni se siente capaz de aguantar ese proceso por días o semanas.
- “¿Me estoy muriendo?”
- “Si sigues así, yo creo que sí´”
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- “No quiero morirme, no me quiero morir asfixiado. No me deje morir”
- “Te prometo que voy a intentarlo”
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Allí la doctora en su relato cuenta que le ofrece al paciente la opción de llamar a alguien con su teléfono antes de someterlo al profundo sueño inducido que acompaña a la intubación, por el cual muchos de los pacientes casi ni sienten cuando pierden la batalla contra el coronavirus.
“Es mi oferta, mi tributo a ti y a los tuyos, a aquello que consideras invaluable en tu vida. Te ayudo con el teléfono en un delicado equilibrio entre la necesidad, la intimidad, la fragilidad, la vulnerabilidad, la solidaridad y el respeto. Aquello tampoco sale en los libros”.
https://twitter.com/stella_navarro/status/1292946238250389509
“No puedo imaginar cómo se negocia entre lo mucho lo que se siente y piensa, y el poco el aire para empujar las palabras necesarias para expresarlo”, avanza el relato, mientras narra lo que el paciente alcanza a decirle a la familiar que llama para despedirse:
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- “No llore que voy a estar bien. Después hablamos, apenas me despierte hablamos. Vea, escuche pues a la doctora. No se le olvide reclamar los papeles. Mantenga ese celular cargado que es que es muy difícil llamarla. No vaya a despertar a la niña. Déjela dormir”.
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Aquí la doctora expresa su profunda tristeza por la situación. “El amor y la humanidad reflejados en tan pocas y simples palabras. En un momento tan breve, tan precario, con tanta y tan poca intimidad, no queda sino admirarse de amor y de la vida”.
Y remata su relato: “No sé si vas a poder leer esta historia. Pero hoy más que nunca, creo que debo contarla”