En un mundo donde las jornadas laborales extensas, el estrés y el uso constante de dispositivos electrónicos son lo común, dormir las horas necesarias se ha convertido en un desafío para muchos adultos.
El sueño, sin embargo, es más que una simple pausa diaria: es un componente clave para la salud física y mental. Un descanso insuficiente puede afectar desde el rendimiento diario hasta aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como la hipertensión y la diabetes.
Pero, ¿cuántas horas realmente necesita dormir una persona en la adultez? Aunque algunos piensan que con seis horas basta y otros optan por dormir más de nueve, los expertos señalan un rango ideal que no solo asegura un descanso reparador, sino que también optimiza las funciones vitales del cuerpo
Horas de sueño recomendadas para un adulto
Según la National Sleep Foundation, los adultos deben aspirar a dormir entre 7 y 9 horas cada noche. Este rango permite al cuerpo y al cerebro realizar funciones esenciales de reparación y mantenimiento, contribuyendo al equilibrio físico y emocional.
La Clínica Mayo también respalda esta recomendación, señalando que la mayoría de los adultos necesitan al menos siete horas de sueño por noche para un descanso adecuado.
¿Qué pasa si duerme menos horas de las recomendadas?
La privación de sueño puede tener efectos adversos significativos en la salud. Dormir menos de siete horas regularmente se asocia con un mayor riesgo de aumento de peso, obesidad, diabetes, hipertensión, enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y depresión, según la Clínica Mayo.
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Además, la falta de sueño afecta la concentración, el estado de ánimo y la productividad diaria.
¿Y si duerme más de las horas recomendadas?
Aunque dormir más de nueve horas ocasionalmente no es necesariamente dañino, hacerlo de manera habitual puede indicar problemas subyacentes. Según la Sleep Foundation, el exceso de sueño puede estar relacionado con trastornos del sueño, problemas de salud mental o condiciones médicas no diagnosticadas.
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Además, dormir en exceso puede afectar negativamente el sistema inmunológico, la salud mental y aumentar el riesgo de enfermedades crónicas.
Mantener una buena higiene del sueño es esencial para garantizar un descanso reparador. La Clínica Mayo sugiere establecer horarios regulares para acostarse y levantarse, incluso los fines de semana, crear un ambiente propicio para el sueño y evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de dormir.
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Estas prácticas ayudan a regular el ciclo sueño-vigilia y mejoran la calidad del descanso.