La muerte de la médica residente Catalina Gutiérrez , de la Universidad Javeriana, encendió una alarma sobre el trato que reciben los médicos residentes en Colombia. Gutiérrez, quien cursaba su primer año de residencia en cirugía general, se quitó quitado la vida el pasado 17 de julio, en medio de un presunto acoso y maltrato por parte de sus profesores.
La Universidad Javeriana emitió un comunicado en el que lamenta la muerte de Gutiérrez y expresa sus condolencias a su familia, amigos y compañeros.
"Durante la semana que inicia, se adelantarán reuniones con profesores y espacios de diálogo con residentes de diferentes especialidades para establecer la mejor ruta de acción", señaló la institución.
Denuncias de maltrato en el sector salud
La presidenta de la Asociación Nacional de Internos y Residentes (ANIR), la doctora Cindy Viviana Rodríguez, ha sido una de las voces más activas en denunciar la situación de maltrato que viven muchos residentes en Colombia. Según dijo Rodríguez en Mañanas Blu, con Néstor Morales, el caso de Catalina Gutiérrez ha sido "el Florero de Llorente" que ha motivado a otros médicos a expresar sus propias experiencias de abuso.
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"Hemos recibido casos muy crueles y alarmantes", comentó Rodríguez, quien mencionó que en solo dos días la ANIR ha recibido más de 20 denuncias de diferentes ciudades del país.
Sí, conocemos casos, incluso hemos y ahorita que estamos haciendo recepción, hemos recibido algunos que son muy crueles, realmente con situaciones alarmantes, y pues el número va aumentando. Tenemos tanto residentes activos como médicos ya especialistas egresados, que dicen que ellos pueden hablar ya sin el miedo, pues sin que les puedan tener en cuenta para sus calificaciones, para me parece que lo que está pasando con el caso de Catalina es que se quitaron un poquito los miedos y están saliendo a hacer denuncias públicas.
Cultura de abuso y acoso
Rodríguez señaló que el problema del maltrato hacia los residentes es una cuestión cultural que se ha perpetuado en el tiempo.
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Es una cultura jerárquica y muy violenta. Profesores mayores suelen decir que ellos soportaron peores condiciones, como turnos de 72 horas sin descanso, y esperan que las nuevas generaciones pasen por lo mismo
Esta mentalidad, según Rodríguez, es la que ha llevado a situaciones de abuso que incluyen desde insultos y empujones hasta la negación de derechos básicos, como el de descansar adecuadamente o recibir un trato humano.
Entre los testimonios recibidos por la ANIR, uno de los más conmovedores fue el de una residente embarazada a quien se le impidió dirigirse al área de partos hasta finalizar su turno, a pesar de haber iniciado su trabajo de parto.
"Esto no debería suceder. Nunca estuvo bien tener cinco días seguidos de turno sin dormir, es un riesgo para uno y para los pacientes", afirmó Rodríguez, destacando la gravedad de la situación.
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Denuncias y represalias
Uno de los principales obstáculos para que los residentes denuncien es el miedo a las represalias. Rodríguez compartió su propia experiencia, donde al testificar en un caso de maltrato, ella misma fue castigada al no permitirle realizar procedimientos ni historias clínicas durante un mes de rotación.
"El miedo a represalias es muy real. Los docentes pueden burlarse, poner más trabajo o impedir prácticas necesarias para nuestra formación", añadió.
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Ante esta situación, la representante de ANIR exigió una acción conjunta del Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud para establecer una ruta clara que proteja a los residentes.
"Es necesario contratar más personal asistencial y que nuestro papel se enfoque más en lo académico que en lo asistencial", propuso Rodríguez, sugiriendo que la solución pasa por un cambio estructural que permita a los residentes formarse sin ser explotados.
El estrés y la presión a la que están sometidos los residentes tiene graves consecuencias en su salud mental. Estudios recientes indican que hasta un 40% de los residentes sufren de burnout o síndrome del quemado, y un porcentaje significativo está medicado por trastornos de ansiedad y depresión.
"La nueva generación está más consciente de la importancia de la salud mental y del bienestar integral, y no queremos seguir perpetuando este ciclo de abuso", concluyó Rodríguez.
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