Alejandro Gaviria, exministro de Salud y hoy ministro de Educación del Gobierno de Gustavo Petro, lanzó varias advertencias sobre el proyecto de reforma a la salud que será presentado al Congreso de la República y cuyo texto completo todavía se desconoce.
Gaviria aseguró que el proyecto parte de una “lógica extraña” pues a su juicio plantea “destruir lo que funciona en las ciudades para supuestamente arreglar lo que no funciona en las regiones”. Además, insiste en que debe haber un “diagnóstico claro” para no hacer daño a los colombianos.
Y añadió que la propuesta de convertir a la Administradora de los Recursos del Sistema General (Adres) en una gran EPS pública tiene enormes riesgos para los pacientes, pues no existe una ruta de atención clara y podrían quedar a la deriva. Anticipó, además, que las congestiones y los problemas de atención se profundizarán con el nuevo esquema.
A eso, Gaviria agrega que existen diversos procesos que van desde la atención domiciliaria, la entrega de balas de oxígeno, hasta la entrega de medicamentos, el control de pacientes con enfermedades crónicas, la liquidación de licencias de maternidad, las incapacidades y demás procesos administrativos que podrían terminar en fraudes al sistema, si no existen los controles respectivos.
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Por eso, el ministro defiende el actual sistema de salud sobre el que reconoce que necesita algunas correcciones para mejorar la atención a los pacientes, pero al mismo tiempo advierte que los problemas financieros están presentes en todos los modelos como los sistemas europeos que están al borde de la quiebra.
Insiste en que volver a un sistema donde existe un pagador único público podría tener consecuencias desastrosas y recuerda la mala experiencia con el viejo seguro social, el Fosyga, o la posibilidad de que los carteles de la hemofilia, el VIH o los enfermos psiquiátricos podrían “repetirse a una mayor escala con la actual propuesta de la reforma”.
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Según Gaviria, el Adres tendrá que ordenar el gasto y auditar millones de facturas que son dos funciones adicionales muy complejas que se suman a su responsabilidad de hacer los giros directos a las IPS o los centros de atención primaria, por lo que sin un debido control podría quebrar el sistema de una forma “inevitable y acelerada”.
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