La automedicación se ha convertido en una preocupación creciente para la Organización Mundial de la Salud (OMS), especialmente debido a los graves riesgos que implica. Uno de los aspectos más alarmantes es la resistencia a los antibióticos, una práctica que puede tener consecuencias fatales para los pacientes, llegando incluso a causar la muerte por el uso inadecuado o indiscriminado de estos medicamentos.
En América Latina, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha revelado que hasta el 80 % de las farmacias en la región venden antibióticos sin orden médica, lo que agrava aún más el problema.
Consecuencias por la automedicación
Laboratorios Vitalis, el mayor vendedor de inyectables en Colombia, emitió advertencias sobre los peligros de la automedicación, destacando las posibles reacciones adversas que pueden surgir. Entre estas se incluyen intoxicaciones, náuseas, interacciones peligrosas entre medicamentos, y en casos extremos, dependencia y adicción. También puede alterar la flora intestinal y, lo que es peor, generar resistencia bacteriana.
La resistencia bacteriana es un fenómeno en el que las bacterias se vuelven inmunes a los medicamentos que deberían eliminarlas, debido a la exposición previa a estos. Esto se ve exacerbado por la costumbre arraigada de tomar antibióticos sin receta o de exigir su formulación innecesaria, una práctica que solo fortalece a las bacterias y debilita nuestras defensas.
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Andrés Pérez-Acosta, director del Observatorio del Comportamiento de Automedicación de la Universidad del Rosario, coincide en que la resistencia microbiana es una consecuencia global del abuso y mal uso de medicamentos, tanto en la automedicación humana como en la reproducción animal.
En los casos más extremos, la automedicación puede llevar a la muerte. Algunos individuos pueden ser alérgicos o hipersensibles a ciertos medicamentos sin saberlo, y la confusión entre medicamentos puede tener consecuencias trágicas. Un ejemplo de esto ocurrió en Colombia en 2020, cuando dos niños fallecieron debido a que se les administró tramadol en lugar de albendazol, un error fatal que subraya los peligros de la automedicación.
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Es imperativo que se tomen medidas para educar al público sobre los riesgos de la automedicación y que se fortalezcan las regulaciones sobre la venta de medicamentos, especialmente de antibióticos.