La forma de transmisión del virus responsable de la COVID-19 ha motivado un intenso debate científico desde el inicio de la pandemia, aunque las numerosas evidencias acumuladas han puesto de relieve la relevancia de los contagios por vía aérea.
Un informe reciente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, que revisa la literatura científica acumulada durante la actual crisis sanitaria, analiza las formas de transmisión del virus y recuerda en ese sentido que más de doscientos científicos ya pidieron a laOrganización Mundial de la Salud que tuviera en cuenta la importancia de la transmisión aérea y que este organismo así lo atendió.
Los científicos del organismo español subrayaron, a la vista de los informes científicos, que el contacto directo entre personas no es un requerimiento necesario para la transmisión del coronavirus.
Los estudios, recuerda el CSIC en este informe, han demostrado ya que el virus se puede mantener en el aire durante horas, y que la distancia física de un metro y medio podría incluso no ser suficiente para evitar su transmisión.
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Los investigadores han incidido por lo tanto en la importancia de mejorar los sistemas de circulación del aire, los aires acondicionados, y de usar mascarillas también en ambientes o lugares de trabajo cerrados.
La página web de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) estadounidenses advierte desde hace varios días de que el contagio por coronavirus se produce por inhalación del virus, al respirar las gotitas o partículas que emite una persona al respirar, hablar, estornudar, toser o reír.
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El virus también se contagia cuando las personas se tocan la boca, la nariz o los ojos después de estar en contacto con superficies contaminadas, ha puntualizado el CDC, aunque "esta no es la principal vía de transmisión del virus", puntualiza este organismo.
Esta información -avalada ya por numerosos estudios científicos- es la razón por la que el uso de mascarillas es obligatorio en todo el mundo y la base de la obligatoriedad de la restricción de aforo en los sitios cerrados.
Este organismo estadounidense, encargado de informar y educar a la opinión pública para prevenir el contagio de enfermedades, ha concluido que cuanto más estrechamente interactúe una persona con COVID-19 con otras y cuanto más larga sea esa interacción, mayor será el riesgo de propagación del virus.