Los plásticos desechados inadecuadamente se rompen en trozos muy pequeños y se acumulan en el agua y alimentos, y se han encontrado , en la sangre de adultos.
Partículas minúsculas de plástico se han encontrado en el torrente sanguíneo humano o en la sección más profunda de los pulmones. Un nuevo estudio ha identificado ahora que los nanoplásticos pueden interactuar con una proteína concreta que se encuentra en el cerebro, creando cambios relacionados con el párkinson.
Los experimentos están hechos en modelos de laboratorio tubos de ensayo, neuronas cultivadas y modelos de ratón de la enfermedad de Parkinson y si bien aún quedan muchas preguntas que responder sobre si estos afectan y cómo al cerebro humano, se trata de un "novedoso estudio que da la voz de alarma sobre la necesidad de una nueva área de investigación".
Así lo señalan sus responsables, científicos del centro médico de la Universidad de Duke, en Estados Unidos. Los resultados ponen de relieve un posible vínculo que debe explorarse a fondo entre la contaminación por nanoplásticos y la agregación de una proteína (la alfa-sinucleína) asociada al párkinson y otras demencias afines, aseguran los autores en un artículo en la revista Science Advances.
"El párkinson ha sido llamado el trastorno neurológico de más rápido crecimiento en el mundo", apunta Andrew West, de la citada universidad, y "numerosos datos sugieren que los factores ambientales podrían desempeñar un papel prominente en la enfermedad, pero tales factores en su mayor parte no han sido identificados".
En concreto, el equipo de West descubrió que las nanopartículas de plástico poliestireno que se encuentran típicamente en artículos de un solo uso como vasos y cubiertos desechables- atraen la acumulación de la proteína conocida como alfa sinucleína.
Para ver más haga clic en el siguiente botón